Vacuna y Hospital de Puerto Montt
En el centro asistencial se realiza una tarea relevante para la validación de una de las vacunas que se desarrollan contra el covid. Detrás del proceso para desarrollar una vacuna hay profesionales y un riguroso método. Desconfiar pone en riesgo la inmunidad que se busca.
Así como la pandemia ha ido desnudando en extremo las debilidades de los sistemas de salud de los distintos países, demostrando lo imperiosa que es la inversión del Estado en un área tan sensible, así también la urgencia por encontrar una vacuna ha puesto en evidencia las capacidades de la humanidad para enfrentar de manera colaborativa el desafío mayúsculo de superar una enfermedad altamente contagiosa y de características globales. Ha sido el involucramiento de los gobiernos y de la industria farmacéutica y, por supuesto, el activo rol del mundo científico, lo que ha posibilitado que a menos de un año de haberse detectado el primer caso de un extraño virus en el mercado de una ciudad en China, ya se haya iniciado en algunos países el proceso de vacunación que aunque tarde, debiera ser el alivio que todos esperan para superar el covid-19.
El Hospital de Puerto Montt se ha implicado de manera activa en la tarea de investigación para validar una de las tantas vacunas en desarrollo, lo que refleja las capacidades médicas instaladas en el principal centro asistencial de la región. Luego de que el Gobierno haya suscrito los respectivos convenios con empresas farmacéuticas, al hospital se le encargó efectuar el estudio de la fase 3 de la vacuna que desarrolla el consorcio chino-canadiense CanSino Biologics, lo que significa inocular a 800 voluntarios para monitorear la respuesta a la dosis y avanzar así hacia la validación científica.
Quien lidera el proceso en el Hospital de Puerto Montt es la infectóloga Loreto Twele, que a través de las páginas de este diario explicó en detalle la labor de su equipo, siguiendo estrictos protocolos científicos para garantizar la efectividad de la vacuna. Se trata de ciencia aplicada y de profesionales reconocidos y serios, lo que debería servir como un antecedente más, de los tantos que hay, para echar por tierra el alarmante coro de desconfianzas que se aprecia en algunos círculos, para quienes les es más conveniente creer en sus propios prejuicios que en la ciencia.
Cuando llegue el turno de que todos se vacunen, ojalá prime la ciencia y la seriedad, y no el show de ideas preconcebidas y frases hechas.