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Se trata, dice, de profesionales que llegan con dinero y que, por lo mismo, arriendan una cabaña por cuatro a cinco meses, mientras encuentran un trabajo permanente en la zona.

Para el dirigente, esta situación va más allá de los efectos de la pandemia, que es algo mundial, puesto que los interesados llegan desde Santiago arrancando de los vicios de la capital. "Ellos manifiestan que no pueden transitar seguros en la capital, que llegan en busca de una mayor seguridad y de mejor educación para sus hijos".

Ingrid Bartsch, presidenta de la Unión Comunal Juntos Por Puerto Varas, agrega que se trata de un fenómeno que tiene que ver con la belleza y la tranquilidad que presenta esta comuna. Pero, por sobre todo, porque aún existe una buena calidad de vida.

Sin embargo, reconoce que este escenario afecta a los puertovarinos, a los residentes, por el hecho de que se instalan muchas inmobiliarias dado el interés que despierta de los santiaguinos y de los habitantes de otras partes de Chile por trasladarse a vivir a esta ciudad.

Para la dirigenta este cambio impacta en un tránsito ya colapsado en horas punta, así como en la contaminación del lago Llanquihue.

Perfiles

Tanto Bartsch como Rivera coinciden en que el perfil de la gente que se traslada pertenece a un segmento de la tercera edad, así como a profesionales jóvenes.

Es, señalan, lo que han vislumbrado junto con los vecinos, de que se trata de gente que quiere vivir sus últimos años tranquilos y de personas que, por la calidad de vida, vienen a realizar sus trabajos a la zona, como una forma de brindarle un mejor pasar a sus familias.

Según los dirigentes, se trata de personas de entre 28 y 30 años, que tienen hijos pequeños o que están iniciando su vida matrimonial.

Horacio Bóvolo, en tanto, identifica tres perfiles: gente que se viene a retirar, otro de adulto joven que llegó para realizar teletrabajo y otro "realmente joven", que busca empleabilidad y un cambio existencial de vida, que valora el que Puerto Varas presente una buena conectividad en todo sentido, lo que es, a su juicio, un factor determinante.

Opinión similar es la que expone Enrique Loeser, gerente comercial de la Inmobiliaria Altas Cumbres, quien también hace mención a estos grupos de la población, que buscan un lugar en la ciudad lacustre.

Sin embargo, y a diferencia de Bóvolo, clasifica como segmentos interesados a dos grandes grupos, aunque reconoce que siempre hay subgrupos.

Sostiene que se trata de familias más jóvenes, de profesionales que llegan para emprender o que tienen la posibilidad de teletrabajar.

Indica que se trata de recién casados sin hijos o con hijos pequeños, así como solteros, quienes componen este primer grupo de interesados.

El otro, en tanto, lo integra gente mayor, que está en proceso o que ya jubiló y cuyo sueño siempre ha sido el de vivir en un lugar paradisíaco como Puerto Varas y que puede viajar cada cierto tiempo a Santiago para ver sus cosas y pasar, por ejemplo, mitad de año en la capital y la otra mitad en el sur.

Otra característica que identifica en este segmento es que en muchos casos, la familia se ha trasladado antes a esta zona, por lo que una forma de estar cerca de sus hijos y de sus nietos es comprar algo en esta tierra, quizás algo más chico, pero que les permite, además, disfrutar de las bondades de la ciudad.

Encantos

Tanto Loeser como Bóvolo destacan las opciones que brinda el teletrabajo para que la gente se pueda trasladar de un punto a otro.

Según Bóvolo, ante la inseguridad, el hacinamiento y alto costo en la Región Metropolitana, sumado a la posibilidad de trabajar a distancia, Puerto Varas se constituyó en una excelente opción para vivir en familia, ya que es una ciudad que tiene servicios, un aeropuerto cercano y de primera categoría, buena conectividad y gran cobertura de fibra óptica, lo que hace que la conectividad hoy sea muy factible para hacer vida junto al teletrabajo.

Ahora, dice, el tema es cómo se albergará a la cantidad de residentes que tienen diferentes perfiles, algunos de viviendas semipermanentes, otros segundas viviendas, mientras que algunos se quedan a vivir.

Por lo demás, sostiene, que no todos compran, ya que hay gente que arrienda, por lo que buscan una opción que puede que no sea definitiva, ya que, por lo que se está viendo, la mayoría de la gente quiere vivir de servicios y esta industria está bastante desarrollada en la región y, por lo tanto, hay bastante competencia, por lo que no se sabe si tendrán éxito al trasladarse a este lugar.

En la Cámara de Comercio, comenta, observan este fenómeno con total cercanía, ya que la mayoría de los socios lo puede constatar por la búsqueda de locales que existe, de servicios y de arriendos y en su caso particular, como hotelero y propietario del Hotel Kalfu, puede confirmar esta situación, debido al requerimiento de alojamiento transitorio que existe mientras los interesados consiguen una vivienda para arrendar.

Prueba de ello, según destaca, es que hoy día la demanda de cabañas y de casas pequeñas de arriendo está totalmente saturada, por lo que no quedan espacios pequeños para arrendar, lo que muestra una tendencia respecto a lo que está sucediendo.

En el mismo sentido, Loeser, gerente comercial de la Inmobiliaria Altas Cumbres, comenta que esta situación la han vivido de manera intensa desde el estallido social de octubre del año pasado, fecha que coincidió con el aumento del interés de gente de la Región Metropolitana por cumplir su sueño de vivir en Puerto Varas.

Antes del estallido, explica, este movimiento fue acotado; pero luego se produjo un boom de gente que comenzó a pensar más de lleno en el traslado, ya que se aburrió de Santiago y después con el tema del covid y sobre todo producto