Fin de cuarentena y responsabilidad
Una vez terminado el confinamiento, el comercio y el municipio habrán de hacer todo lo posible por evitar los factores de contagio en las calles de Puerto Montt. Liberadas las restricciones para circular, las autoridades tendrán que evitar las aglomeraciones que produce el comercio ambulante.
Después de 131 días de una prolongada cuarentena que más que resultados positivos, fue acumulando una creciente molestia en la ciudadanía, tanto por la evidente falta de control de las autoridades como por una crisis económica que agudizó el ya complejo escenario que dejó el estallido social y el inicio de la pandemia en marzo pasado, Puerto Montt al fin podrá decirle adiós el próximo lunes a la más estricta restricción sanitaria. Han sido poco más de cuatro meses en que si bien hubo una parte mayoritaria de la población que ha respetado el confinamiento, también los ha habido quienes por necesidad salían de su hogar a buscar el sustento por la carencia de la ayuda del Gobierno, o aquellos que por porfía y soberbia desafiaron la petición de quedarse en casa.
El anuncio del término de la cuarentena, hecho ayer por el ministro de Salud, Enrique Paris, se dio en la misma semana en que los gremios del comercio intensificaron su protesta en contra de la restricción, y en que un grupo de comerciantes viajó al Palacio de La Moneda, en Santiago, para expresar la apremiante urgencia por reabrir las actividades antes de que la crisis continúe dañando el tejido económico de la capital regional. También fue la semana en que las autoridades comunales extremaron su discurso en contra del confinamiento y del Gobierno, las mismas que meses antes solicitaban la necesidad de que el Ministerio de Salud decretara la cuarentena forzosa en la capital regional.
En medio de las razonables expectativas que hay en el comercio puertomontino ahora que se podrán abrir las tiendas, y de la tranquilidad que habrá de sentirse en el municipio por el fin del confinamiento, no hay que perder de vista que de ninguna manera la población está libre aún de contraer el covid-19. En este sentido, ambos actores tienen la impostergable tarea de contribuir a las acciones de cuidado. Los locales comerciales, por cierto, respetando las normas sanitarias; mientras que el municipio tendrá que hacer lo suyo para, desde su ámbito de responsabilidades, evitar las aglomeraciones en el centro. Tal vez una de las más grandes pruebas que tendrá, estará en torno a la presencia del comercio ambulante, factor evidente de riesgo sanitario.