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En su relato cuenta que mientras se preocupaba de cerrar el recinto escuchaba que le decían "no cerrís, vamos a quemar la Catedral". Salió por otra vía, logró irse, pero pudo ver que las bancas (unas 20 de madera nativa) las destrozaron, con las que hicieron barricadas y las incendiaron.

Al momento de cerrar, además, constató que habían sacaron el ambón (púlpito o atril), que es muy antiguo.

"Testigo 2" contó que tras el saqueo se formó un grupo de laicos que acudía todas las tardes a cuidar el templo religioso de Puerto Montt.

Este grupo permanecía en el lugar entre las 18 horas y las 23 horas, ya que su objetivo era no dejar solo el recinto por el peligro de que fuese quemado. La idea era reaccionar si querían quemar el templo y así darle tiempo a Bomberos para llegar al lugar.

Para cumplir con esta labor, los fieles consiguieron un extintor industrial y baldes de agua. De esta forma harían frente a nuevos ataques. Y así llegaban todas las tardes para apoyar el reguardo de la Catedral.

Ya en el interior cuentan que sentían los piedrazos.

En el fallo se detalla que el 18 de noviembre intentaron quemar el recinto, para lo cual encendieron una hoguera en las puertas de la iglesia, que son de madera. El temor ya se hacía presente entre quienes llegaron a defender el templo.

Y es que tenían claridad que si el fuego "agarraba" las puertas que son de madera, "agarraba todo" y con 10 personas en su interior, entre los cuales se encontraba "Testigo 2".

Humo

Quienes estaban en su interior sintieron el calor intenso estando en la parte superior del templo, desde donde pudieron observar que había mucho humo. El pánico entre ellos fue generalizado.

Además, como estimaron que la Catedral se estaba quemando desde afuera, tiraron agua debajo de las puertas, para lo cual metieron una manguera por las rendijas de las puertas.

Usaron los extintores y llamaron a Bomberos para que acudiera a apagar el fuego.

No veían lo que pasaba, pero sentían el calor y veían el humo. "No tenían hacia dónde arrancar", se establece en el texto. Luego llegó Fuerzas Especiales de Carabineros y Bomberos, que logró controlar el fuego.

Según "Testigo 2", los sujetos les gritaban en todo momento "los vamos a quemar vivos pedófilos cu...". O les recriminaban que hasta cuando "defendían a estos pedófilos, abusadores de niños".

"Las personas sabían que había gente adentro y su acción denotaba su intención de quemar la Catedral con gente. Eso era evidente", remarca "Testigo 2".

"Testigo 3" fue uno de los voluntarios que acogió el llamado para cuidar el templo.

Según cuenta, durante algunos meses acudió durante hasta el templo para permanecer allí, todos los días, desde la tarde y hasta la noche, realizando la labor de cuidado del recinto.

En su testimonio da cuenta de personas que trataban de ingresar por el acceso frontal, lo que ocurría todos los días.

Violento

"Testigo 3" identifica al 18 de noviembre como el día más violento.

Entre el 14 y el 18, según cuenta, se encendían barricadas en San Martín con Urmeneta y les "lanzaban piedras desde la vereda que rompían con martillos y trataban de ingresar por el acceso frontal".

Pero el 18 fue distinto. Ese día quienes llegaron a cuidar de la Catedral se ubicaron en el sector del coro y desde algunas aperturas podían ver lo que estaba ocurriendo en la plaza de Armas, principalmente.

Fue así como pudieron observar que prendieron fuego en la puerta de ingreso a la Catedral, lo que generó que sintieran mucho calor en el sitio donde estaban ubicados.

También observaron el humo que ingresaba al templo. "Las cenizas subían y veían parte de las llamas por abajo", además de sentir calor.

La desesperación se hizo sentir entre quienes estaban en el interior del templo. Lanzaron agua a la puerta, trataban de apagar el fuego y mientras ello ocurría, uno de los asistentes procedió a tocar las campanas de la Catedral.

El escenario era complejo para ellos, ya que además eran objeto de insultos y los agredían con piedras.

Ello ocurrió hasta que llegó Bomberos, cuyos voluntarios pudieron apagar el fuego.

Ese día, según consta en el texto, habían unas 12 a 15 personas en la Catedral, algunos ubicados en la parte del coro, mientras que otros en la nave y una oficina, desde donde se desplazaban para vigilar.

Cuatro testigos que estuvieron la mayoría de los días cuidando el templo cuentan que la amenaza de quemar la Catedral era algo que estaba presente de manera constante.

Además, eran objeto de permanentes insultos y entre las cosas que les gritaban que querían "la quemar (Catedral)", que "ahí violaban niños".

Si bien tenían trancadas las puertas, pero podían observar -por arriba- las llamas, por las mirillas (apertura en el suelo y