Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos
  • Contraportada

Las noches de terror en la Catedral de Puerto Montt

Quienes acudieron al resguardo del templo aquellas noches de noviembre del año pasado cuentan los instantes de temor que vivieron hace un año. Reconocen que temieron por su vida y explican que hicieron frente a los ataques al templo católico. Aquí el relato de lo que sucedió en esas jornadas, producto de lo cual fue condenado a siete años de cárcel el joven Felipe Santana.
E-mail Compartir

Vicente Pereira

La Catedral de Puerto Montt fue uno de los lugares que sufrió las consecuencias del estallido social que tuvo lugar el año pasado. Y es que el templo religioso fue punto neurálgico de actos de destrucción tras los constantes ataques de los que fue objeto, sobre todo el 14 y el 18 de noviembre.

Así queda establecido en el fallo del Tribunal Oral en lo Penal de Puerto Montt, que condenó a Felipe Santana, único acusado de atacar la Catedral, a siete años de cárcel.

En el documento quedaron plasmados los relatos de quienes vivieron al interior del recinto horas de terror y que temieron, incluso, perder su vida durante estos sucesos acontecidos en el templo religioso.

De acuerdo a la instrucción del Tribunal Oral en lo Penal, los testigos deben ser identificados como "Reservados". De aquí y en adelante serán nombrados como "Testigos".

En el juicio, el "Testigo 1" relata lo sucedido y describe que esos días "hubo mucho vandalismo" hacia el principal recinto católico de la capital regional.

Es así como cuenta que el 14 de noviembre ingresaron muchas personas a la Catedral y vandalizaron la Iglesia. Agrega que durante las protestas, el recinto era apedreado con mucha fuerza.

En el testimonio, se detalla que ese día la guardia le avisó por teléfono que estaban tratando de entrar, por lo que fue con otra persona al lugar.

Fue así como se contactó con un testigo que le responde que se hallaba en la plaza y a quien le cuenta que estaban tratando de entrar al edificio.

Le detalla que algunas personas que estaban en el exterior abrieron las puertas y que una persona entró por el sector de los pilares.

Ingresar al templo no era nada de fácil, ya que tras el inicio del estallido, el inmueble fue objeto de algunas mejoras en materia de seguridad.

Es así como cambiaron el sistema de seguridad y le instalaron una tranca de fierro, además de pestillos grandes, pues durante las protestas anteriores la Catedral había sido apedreada con fuerza.

Con estos arreglos, dice "Testigo 1", era imposible que las puertas se pudieran abrir por fuera.

Aun así, el 14 de noviembre ingresaron muchas personas a la Catedral y vandalizaron la iglesia. En su relato, cuenta que una de las personas ingresó por el sector de los pilares, abriendo una lata que habían colocado como protección.

Una vez en el interior "levantó la tranca y abrió las puertas". Acto seguido, "sacaron las bancas para quemarlas en Urmeneta con O'Higgins y San Martín.

Pero no fue lo único, ya que también destruyeron un cuadro grande de Jesús de la Misericordia, así como los vidrios de los confesionarios