Malestar existe entre los profesionales y algunas autoridades que participan de la Mesa Regional de Covid, que sesiona una vez a la semana, entre las 15.30 horas y las 17 horas.

Resultó que en el último encuentro, que tuvo lugar el jueves, un alcalde trató con improperios al intendente Harry Jürgensen, lo que generó la molestia del resto de los participantes.

De hecho, una de las primeras en reaccionar fue una de las expertas que participan de dicha instancia, quien recriminó el accionar del jefe comunal en cuestión, así como solicitar la identidad del autor de la ofensa.

El episodio sucedió en instantes en que la reunión estaba en su fase final. De hecho, algunos de los asistentes habían desconectado sus equipos, mientras que otros procedían a despedirse. El intendente, en tanto, estaba cerrando la reunión cuando se escuchó el mensaje. Acto seguido, procedió a retomar la reunión, pero se le solicitó que la concluyera.

Entre los que reaccionaron con mayor malestar figura el alcalde de Puerto Varas, Ramón Bahamonde, quien pidió que se denunciaran estos hechos, ya que "si hubiera sido al revés, aseguro que estarían pidiendo su salida (del intendente) por ofender a otra autoridad. El problema es que la derecha nunca reacciona como lo hace la oposición, que acusa a cada rato a los ministros. Acá guardan un silencio a cómplice para no complicarse la vida, porque no son capaces de defender a los demás. Ni siquiera a su propia coalición".

Bahamonde remarca su respeto a los ex intendentes de la Concertación y de la Nueva Mayoría, Sergio Galilea, Patricio Vallespín, Jaime Bertin y Leonardo de la Prida, quienes siempre fueron "unos caballeros en el trato republicano".

Han pasado dos semanas desde el triunfo histórico del apruebo. No quisiera esperar más tiempo para realizar un breve análisis de ciertos aspectos que se esconden detrás de la opción "rechazo", principalmente en algunas comunas del barrio alto de Santiago, donde vive la gente más acomodada del país.

Debo aclarar, eso sí, que soy santiaguino y que pasé una parte importante de mi vida precisamente en una de esas comunas, específicamente Vitacura. También es cierto que mi familia está enraizada con las tradiciones más antiguas y conservadoras de Chile, y que gran parte de mis amigos pertenecen a la elite social y económica nacional. Pero el hecho de haber residido por más de 20 años en el extranjero, me abrió los ojos respecto de la realidad socioeconómica en la que vive la mayoría de los chilenos y chilenas, y los cambios profundos que debemos realizar para comenzar a mejorar esa realidad. Empezando por hacer un esfuerzo como país, por ir modificando las estructuras mentales, los temores y distorsiones, de quiénes están atrincherados de Plaza Italia hacia arriba, por así decirlo. Es necesario convencerlos que se requerirá de un esfuerzo grande para evolucionar, si queremos realmente dar un salto cuántico hacia la siguiente etapa del desarrollo donde la sostenibilidad será crítica, sobre todo en el ámbito de la gobernanza social y ambiental.

Todavía existen grupos de personas que no tienen una cercanía con la realidad de Chile, pues no necesitan de un mayor contacto con el Estado, que no sea para el acceso a la seguridad pública. Gran parte de sus necesidades las resuelven a través del sector privado. Esto, más un profundo aislamiento territorial, deriva en la falta de comprensión respecto de cuál es el rol del Estado en la vida de la mayoría de nuestros compatriotas, sobre todo los más frágiles; es aquí donde radica gran parte de este problema, heredado de la teoría del Estado Subsidiario de Milton Friedman, pasado de moda hoy en día.

Existe, además, en esos sectores privilegiados la sensación de haber contribuido a la creación de un modelo excepcional en América Latina, que ahora estaría a punto de ser destruido. No entienden que éste puede, y debe, ser modificado para incluir al 60% o 70% de la población que fue quedando rezagada. Manifiestan estar conscientes de que existe pobreza y que hay que atender las desigualdades, pero no la ven como un problema estructural. Creen conocer esa realidad, aunque casi siempre es a través de experiencias de ayuda social acotadas y mirando las cosas desde lejos, sin pensar en romper el "statu quo". Esto último será lo que debemos realizar de manera democrática, utilizando el poder de la negociación y la persuasión.

Dirigentes de la pesca artesanal de la Región de Los Lagos, se conectaron vía telemática esta semana, a una reunión de la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, para reiterar su oposición a la inclusión del sector pesquero en el proyecto de ley que crea el nuevo Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentos, Recursos Forestales y Desarrollo Rural.

Zoila Bustamante, dirigenta de Caleta Estaquilla, en Los Muermos, participó de esa sesión, tras la que comentó que los pescadores artesanales en su conjunto están caminando por un camino que no quieren "porque su deseo ha sido siempre un Ministerio del Mar, el que merecen por derecho propio". La también vicepresidenta de la Conapach (Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile), acusó que "la principal traba es la actitud del ministro de Agricultura (Antonio Walker), al hacer oídos sordos a las demandas de los 120 mil pescadores artesanales de Chile, que merecen un mínimo de respeto".

En tanto que José Alvarado, director de Conapach y presidente de la Federación de Pescadores Artesanales de Hualaihué, aseveró que existe malestar en el sector "porque el proyecto fue presentado en medio de las pandemia, con suma urgencia y sin ser consultado con los principales actores".

Estimó que el objetivo de la iniciativa legal "es seguir fortaleciendo las grandes empresas y no al mundo pesquero artesanal".

El líder de la Conapach, Óscar Espinoza, dijo que la mayoría de los pescadores artesanales no se han sentido escuchados, al hacer notar el anhelo histórico y trabajo desarrollado por esa organización para tener un Ministerio de Mar.

Expuso que se les hace difícil sentirse representados y relacionados en el Ministerio de Agricultura, al referirse a que no fueron consultados y a la poca mención de los quehaceres pesqueros en el proyecto.