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ENTREVISTA. Eduardo Aguilera, desvinculado director regional del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca):

"No se puede decir que no hayamos estado haciendo el trabajo; al contrario"

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Erwin Schnaidt

El pasado 26 de agosto, el biólogo y doctor en Acuicultura, Eduardo Aguilera, se ocupaba de atender sus ámbitos de incumbencia como director regional del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). Pero, su rutina se vio repentinamente interrumpida con un llamado telefónico. No le parecía extraño que la directora nacional, Alicia Gallardo, quisiera comunicarse con él.

No obstante, se trataba de un aviso de despido. La autoridad le informaba que dejaba de pertenecer al servicio, al que llegó el 13 de julio de 2013, a través del sistema de Alta Dirección Pública (ADP), por lo que debía cesar sus funciones en las oficinas de calle Talca, en el centro de Puerto Montt.

"Fue una medida un tanto sorpresiva. Creo que se estaba haciendo de buena forma el trabajo en la región. Pero, es parte de las facultades que tienen los servicios adscritos al sistema de Alta Dirección Pública, son las facultades que tienen las jefaturas de pedir la renuncia", comenta Aguilera, en su primera entrevista a dos meses de haber sido desvinculado, sin que a la fecha se haya sido designado su reemplazo.

- La directora dijo en esa ocasión que necesitaba una persona con características diferentes para los desafíos que presenta la Región de Los Lagos. ¿Estima que usted no cumple con ese perfil?

- Más allá de las diferencias que puede haber entre las personas, porque no necesariamente debe haber tanta cercanía, en este tipo de cargos lo que se requiere es dar cumplimiento al mandato institucional. En ese sentido, siento que el trabajo se hizo bien. Dentro de Sernapesca a nivel nacional, la Región de Los Lagos es muy complicada. Tiene actividades en prácticamente todos los ámbitos. Lo único que no hay es pesca industrial. Hay que pensar que un tercio de los pescadores artesanales del país está en Los Lagos; alrededor de un 50% de la actividad salmonicultora se realiza acá; prácticamente se concentra el 99% de la mitilicultura; y, las plantas de proceso. Alrededor de un 70% de la actividad se realiza en la región, lo que hace una carga, intensidad y dispersión importante. Y en ese ámbito, me confirmaron por un tercer período, aunque el sistema ADP está diseñado para cumplir dos períodos y, excepcionalmente un tercero. Por un lado se me confirma y luego se aduce pérdida de confianza; entonces, eso me sorprende. Pero, reitero, es parte de las facultades de la jefatura adscrita al ADP.

- ¿A qué atribuye esa pérdida de confianza?

- La verdad es que no lo sé. Me declaro sorprendido. Pero es parte de las facultades que tiene la directora nacional, de pedir el cargo. Siento que el trabajo se hizo de manera impecable, reconocido ampliamente por actores regionales y algunos nacionales. Igual, eso es raro.

- Algo ocurrió que la directora resolvió sacarlo del cargo...

- No lo sé. La región estuvo con bastante intensidad, realizando las actividades propias que nos corresponde. No se puede decir que Sernapesca no haya estado haciendo su trabajo. Estábamos haciendo la fiscalización que corresponde en todos los ámbitos, en todas las materias. Días antes que se me pidiera el cargo, tuvimos conocimiento de una sanción de la Superintendencia del Medio Ambiente sobre la base de gestiones de fiscalización de Sernapesca. No se puede decir que no hayamos estado haciendo el trabajo; al contrario.

- ¿Hubo reclamos de la industria salmonera? ¿Cómo eran sus relaciones con ese gremio?

- He tenido siempre buena relación con toda la industria. Me parece que hace un aporte importante a la región, tanto en empleo como en la generación de actividad económica. Igual hay que entender que es una actividad que tiene que ser controlada, fiscalizada. La misma dirigencia de la industria lo ha reconocido muchas veces. Lo peor que puede pasar es que a la industria chilena la pudieran acusar de que no se le controla adecuadamente en cualquiera de sus ámbitos. Creo que hoy día el más importante es el ámbito medioambiental, un tema en el que la industria tiene que tener un buen desempeño. Hace esfuerzos importantes por hacer las cosas bien, pero eso implica que el Estado debe dar cumplimiento a su rol de fiscalizador de las materias ambientales.

-¿No hubo motivos para haber presentado un reclamo, por sus fiscalizaciones y sanciones en casos puntuales?

- No lo sé. He escuchado algunas teorías al respecto. Pero no me consta, así que no podría afirmarlo ni rechazarlo.

-¿Se le hizo difícil fiscalizar esa actividad productiva?

- No, básicamente el problema que tiene Sernapesca, como todos los servicios públicos, muchas veces tiene que ver con los presupuestos, que son reducidos para realizar la actividad de fiscalización en terreno, no contar con medios adecuados. Por ejemplo, Sernapesca no cuenta con embarcaciones. Ahora Sernapesca Magallanes va a contar con una; ojalá que Los Lagos pudiera tener pronto un medio de esa naturaleza para mejorar la capacidad de fiscalización a los centros de cultivo de salmones. La verdad es que se hace el trabajo, aunque con cierta dificultad.

-¿Comparte las críticas de algunos sectores de la comunidad y organizaciones ambientalistas por el impacto ambiental de la producción salmonera?

- Creo que la preocupación es válida, pero hay que ponderarla. La industria del salmón tiene muchos efectos positivos y las externalidades negativas obviamente que hay que trabajar en ellas y mejorarlas. Llama la atención que los propios parlamentarios pudieran hacer una acción un poco más decidida en torno a resolver algunos temas. Por ejemplo, lo que ha sido recurrente, es la crítica a que recuperar sólo menos de un 10% de los salmones escapados, dé pie a una denuncia o sanción, lo que claramente es una norma muy antigua, que no ha sido revisada ni modificada, en circunstancias que no solamente el número de ejemplares tiene que ver con ese impacto, sino que hay que considerar la especie que se escapa. El tamaño de los ejemplares también tiene que ser considerado. No es lo mismo que se escape un salmón de cinco kilos que uno de 300 gramos, en función de la especie. En mi opinión, mientras el salmón es más grande, su capacidad para insertarse en el medio y sobrevivir a los depredadores, es menor; mientras más pequeño es el salmón escapado, el impacto pudiera ser mayor. Además, generar alimento a los lobos marinos, pudiera tener un impacto muy peligroso sobre la actividad de los pescadores artesanales y la flota demersal de la región.

- ¿Cómo fue su relación con la pesca artesanal?

- En general, ha sido muy buena, con confianza para poder recibirlos y conversar. Es una relación compleja, porque para ciertas materias el director regional debe sancionar incumplimientos a la ley. De una forma, uno se comporta como juez de primera instancia y eso hace compleja la relación. No obstante, siempre tuvimos cercanía. La dirigencia me planteaba sus problemas y muchas veces encontramos soluciones para distintas materias. Aunque hay una serie de cosas que todavía no han podido ser abordadas, como lograr la apertura del Registro Pesquero Artesanal para la categoría de tripulante del recurso merluza austral. Es algo que se podría hacer y que en algún momento lo solicité. Se podría avanzar para regularizar a muchos pescadores jóvenes.

-¿Por qué no se ha logrado avanzar en la relación con el lobo marino, que come sus capturas y artes de pesca?

- Es una materia muy compleja, porque lo que se ha trabajado con el sector demersal es incorporar tecnología para reducir el tiempo de exposición de los espineles a la actividad depredadora de los lobos; pero también se requiere incorporar procedimientos en el manejo de la captura. Para algunas faenas que se realizan a bordo, como el eviscerado, hay espacio para mejorarlo. Los lobos son atraídos cuando los pescadores lanzan las vísceras al agua, pero de esa forma los