A propósito de la conmoción que hace casi un año se mantiene ya por la desaparición de la puertomontina Claudia Agüero, y de las últimas labores de búsqueda realizadas en las cercanías de la Avenida Egaña de la ciudad, la fiscal regional, Carmen Gloria Wittwer, ha reparado en la profusa circulación de noticias falsas en las redes sociales sobre el caso, las cuales han aportado mayores cuotas de incertidumbre a una causa de por sí compleja debido a la falta de testigos, la ausencia clara de un móvil y la demora de diligencias clave. En su interpelación a la comunidad, para que las personas no le den crédito al material seudo informativo que está circulando en internet, la jefa del Ministerio Público ha dado en el clavo. Las noticias falsas, tal cual se está advirtiendo de manera cada vez más sostenida, se han constituido rápidamente en amenazas serias a la convivencia ciudadana y la democracia.

Hoy por hoy, parece más atractivo adherir a teorías conspirativas llenas de imaginación que acudir a las fuentes reales o a los entes encargados de intermediar entre los hechos y la opinión pública. Lo que al principio parecía ser un defecto propio de redes sociales sin dirección ni mediador al que no valía la pena prestarle mucha atención, ha devenido en un fenómeno que está tejiendo una red de supuestos y mentiras que tiene atrapada a la realidad.

La responsabilidad, por cierto, pasa en primer lugar por los gigantes tecnológicos que están usufructuando de los usuarios de internet como un producto, como ha quedado claramente establecido en un documental, pero también por las propias personas, las que deben comprender el peligro que acecha en redes sociales que no se están preocupando de la verdad ni de la búsqueda sincera de ella, sino que sencillamente de aumentar un tráfico de datos para cada vez saber más sobre sus gustos y preferencias.

Las noticias falsas no solamente han impactado en la búsqueda de Claudia Agüero. También están provocando un daño profundo en las formas de entender la realidad y en la convivencia democrática. Atender esto es un asunto prioritario.

La pandemia mundial de covid-19 nos ha traído importantes lecciones de vida, cambios en nuestras dinámicas diarias y nos ha obligado a ser flexibles frente a las dificultades que nos ha ido planteando a medida que se ha ido desarrollando.

Es así como en un principio sólo nos preocupamos de cuidarnos, nos volcamos hacia nuestros hogares y cambiamos nuestra rutina. Hoy, después de siete meses de confinamiento personal u obligatorio, vemos como país que no es suficiente replegarnos y cuidar nuestra salud, sino que es fundamental que las personas tengan opciones de trabajo para poder mantener el bienestar de sus familias.

Por otro lado, sabemos que recién comenzarán las pruebas de las vacunas contra el covid-19, por lo que mientras se estudian sus efectos y consecuencias, nos queda un largo tiempo de convivir con la enfermedad. Esto nos lleva a plantearnos que debemos encontrar un equilibrio entre el cuidado personal y la necesidad de salir a trabajar. Para esto es fundamental que los sectores económicos cuenten con protocolos sanitarios que protejan a sus trabajadores y, por ende, a sus familias.

Así lo ha hecho la construcción, industria que según la Asociación de Mutualidades tiene un índice de contagio de 0,07%, tasa 35 veces más baja que la nacional (2,49%). En la Región de Los Lagos esta cifra disminuye a 0,01%.

Estos números nos muestran que es más seguro que un trabajador de la construcción esté en su faena que en otra parte, por lo que no se explica que por un tema de seguridad las obras privadas no puedan ejecutarse durante el período de cuarentena, mientras que las construcciones cuyo mandante es el Estado sí puedan trabajar, siendo que ambas cuentan con los mismos protocolos sanitarios.

Esta decisión sólo discrimina al trabajador de una obra privada y lo obliga a buscar un trabajo informal mientras la faena vuelve a ejecutarse, lo que hace que se pierda la trazabilidad de la información de la persona y éste se exponga a ambientes que no cuentan con los protocolos sanitarios que aseguren su bienestar.

Es por esto que el llamado es a reanudar las obras paralizadas, ya que la construcción es clave para una reactivación segura, dado que la industria mantiene bajos niveles de contagios y tiene alta incidencia en el empleo, el cual es una necesidad imperante para las familias de Los Lagos.

Vivian Pinilla, presidenta

de la CChC de Puerto Montt

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