Correo
Plebiscito y pandemia
El Gobierno insiste que el plebiscito siga adelante, aunque la Región de Magallanes tiene 800 casos activos detectados cada 100.000 habitantes, es decir, 1 por cada 125. Estas cifras equivalen a que las comunas de la Región Metropolitana, donde vive la dirigencia política, hubiera los siguientes casos: Santiago, 4.000 en vez de 200; Las Condes, 3.000 en vez de 150; Ñuñoa y Peñalolén, 2.000 en vez de 100; Lo Barnechea, 1.000 en vez de 50; Vitacura y La Reina, 800 en vez de 40.
Mi pregunta es: ¿alguien cree que si eso pasara en cualquiera de esas comunas el plebiscito no se suspendería? Recordemos que en marzo se postergó el plebiscito y se le dieron seis meses más a todos los alcaldes y concejales porque en Las Condes había 180 casos.
Olga Fernández Cárdenas
Diputados y cordón sanitario
Independiente de los argumentos, este fin de semana, dos diputados violaron el cordón sanitario impuesto por las autoridades para resguardar la salud de los chilenos. Sin importar esta condición, los parlamentarios pasaron por sobre la ley queriendo evadir dicho control.
En ese contexto, muchos salieron a defender que la ley debiese aplicarse a todos por igual, no obstante, ellos tienen toda la razón porque no son iguales al común de los chilenos. Los parlamentarios son autoridad, por ende, no sólo se espera que cumplan las leyes, sino que sean un ejemplo para la ciudadanía, por tanto, el castigo debiese ser aún mayor.
Nadie está por sobre la ley, y menos personas elegidas para gobernar y sacar adelante a todos los chilenos.
Renata García
Retorno a clases
Según estimaciones del Ministerio de Educación y el Banco Mundial, en sectores vulnerables sólo el 27% de los estudiantes ha podido acceder a educación a distancia, con proyecciones de que, en un escenario pesimista, se podría retroceder hasta en 1,3 años de escolaridad promedio. Si aplicamos estas consideraciones a territorios rurales, el pronóstico es aún peor: allí la vulnerabilidad antes de la pandemia ya era más del doble que en zonas urbanas (37% de pobreza multidimensional), las personas tenían 2,2 años en promedio menos de escolaridad; sin contar que sólo el 17% de las viviendas tienen acceso a internet fijo.
Varios expertos en el tema han afirmado que no existe una manera perfecta de reabrir las escuelas durante una pandemia e incluso cuando un país tiene los contagios por covid-19 bajo control. Las políticas y prácticas de los países que han tenido cierto éxito inicial con la reapertura de escuelas apuntan en la misma dirección: un retorno parcial y la implementación de protocolos de sanidad en conjunción con una política donde la asistencia tenga un carácter voluntario.
No dejemos que niños, por su vulnerabilidad, se queden sin educación. El retorno debe ser gradual y darse de modo flexible y en comunas en que los casos sean bajos. No le quitemos la posibilidad de educarse a jóvenes que no tienen la oportunidad; no aumentemos las brechas y prioricemos una mejor educación para todos.
Verónica Santana
Desconfinamiento
Compartir estrechamente con las personas queridas es lo más esperable hoy, ya que genera la esperanza de que pronto podremos volver a recuperar lo perdido. Bajo este contexto, será la expectativa lo que hay que manejar, dado que cada persona la significará de acuerdo con sus necesidades, pudiendo ser motor de malestar psicológico.
Por otra parte, la conciencia que se posee por el esfuerzo de mantenernos confinados propicia un aumento del deseo y añoranza por rutinas pasadas; sin embargo, se encuentran con algo sustantivamente distinto a lo recordado, lo que puede implicar un aumento en la sensación de inseguridad, producto de estar en un ambiente no familiar, surgiendo estrés y ansiedad. Debido a esto, hay que tener claridad que no estamos volviendo a un estado inicial y asumir una nueva condición.
Bajo este contexto, debemos preocuparnos de la gestión emocional, ya que muchas veces no tenemos conciencia que somos presos de emociones disfuncionales o negativas. De esta forma, la sugerencia es desligarse de estados emocionales que producen malestar y así poder tomar buenas decisiones, mejorar nuestras relaciones interpersonales, tratar de no mantener esos recuerdos sobre lo feliz que éramos en una condición pasada. Hay que lograr soltar eso que nos mantiene anclados al pasado.
Debemos ser austeros con las expectativas, es decir, ser realistas, asumir que se requiere un cambio conductual y esforzarnos aún más en las cosas positivas, ver todo lo que hemos avanzado, como por ejemplo, el haber sido solidarios por tener resguardos para que otros no se contagien. Este es un acto positivo y que habla de los valores de cada persona y de su capacidad de generosidad y bondad.
Luis Pino, académico de la Universidad de Las Américas