Tenglo: la isla de la frustración
A un cetáceo gigante, de hirsuto y descolorido verdoso lomo, que luce una resplandeciente gran cruz sobre su cabeza, -en un interminable improductivo reposo sobre la apacible bahía de Puerto Montt, a escasos metros de su costa-, se asemeja la isla Tenglo, cuya imponente silueta es lo primero que llama la atención del forastero.
Un enorme pez insular que, sin embargo, no está dormido ni vigila. Simplemente, yace allí, sosteniendo apenas su fama de emblemático símbolo geográfico del promisorio puerto de las cuatro colinas, desde esa tediosa siesta. Entre el sopor anestésico de la indiferencia negligente y estancadora. Y que refleja una muy frágil confianza en el presente y porvenir turístico de Puerto Montt, no obstante ser la industria sin chimeneas un pilar del desarrollo económico de la región sur austral.
Paradojal y preocupantemente, ese relevante distintivo local, -cuya vocación es influir en el logro de un mejor estándar de bienestar-, no se ha desarrollado como tal ni integrado plenamente a esa palanca de progreso.
Sin embargo, no han faltado inspirados gestos visionarios. Dos prominentes ingenieros puertomontinos -Juan Leonhardt Catalán, por sus opiniones, y René Fischman Lohaus, en su proyecto- aportaron planes y diseños para la modernización de Tenglo, que hicieran posible su definitiva integración al turismo en boga en el planeta. Esencialmente, el proyecto de Fischman (años 2000) apuntaba a transformar las laderas y terrenos de la isla en un amplio parque, con acceso a una playa de 5 kilómetros, para un complejo marino, junto al aprovechamiento de espacios planos para una urbanización de calidad y así responder al avance económico, comercial, industrial y turístico del Puerto Montt de este siglo. Mientras que un puente levadizo la uniría a las cercanías de Angelmó, el otro gran sello local. El plan también destacaba la construcción de un camino turístico con ciclovías por toda la ribera tenglina. Al igual que la habilitación - en la Puntilla de Tenglo- de un terreno de alto valor geográfico, para crear lo que sería La Portada de Puerto Montt. También, recuperar 400.000 m2 de terrenos planos en la isla, para implementaciones urbanísticas por etapas; así como proyecciones a largo plazo para cobijar universidades, parques recreativos, culturales, cadenas hoteleras, acuarios, entre otros.
Tras una frágil e insulsa acogida -que no motivó inversiones públicas ni privadas-, la impresionante propuesta ingenieril terminó por esfumarse en medio de una indolencia incomprensible. Que hasta los días de hoy sigue reflejando el decepcionante presente de una isla -paradójicamente emblema histórico de Puerto Montt-, que no se ha desarrollado con la capital regional, ni nunca se incorporó de lleno al turismo. En circunstancias que la principal singularidad de Puerto Montt, es precisamente esa isla. Toda una frustración y un desperdicio imperdonable.
"El plan también destacaba la construcción de un camino turístico con ciclovías por toda la ribera tenglina. Al igual que la habilitación - en la Puntilla de Tenglo- de un terreno de alto valor geográfico".
Alejandro Gutiérrez Barría
Periodista puertomontino