(viene de la página anterior)
de Hugo, porque, por lo menos
de lo que yo conozco, en términos de carpinteros de ribera a nivel regional y como macrozona sur, es el único hijo de maestro que es ingeniero naval, y al mismo tiempo, trabajar en el oficio también", dice el mismo Tamayo.
El representante del servicio también destaca el valor que tiene el haberse congregado, ya que les ha permitido canalizar sus peticiones. "Al formarse la organización, él (Hugo) asume esa responsabilidad de la gestión y el liderazgo, y ahí es donde se acercó a la institución, transformándose en un agente directo de vinculación del Estado y esta agrupación", apunta el encargado del área.
Salvaguardar, no rescatar
Si bien los carpinteros de ribera reconocen que ha habido una caída en el oficio, coinciden en que su trabajo se mantiene vivo. Así también lo ven desde el Servicio de Patrimonio, desde donde indican que "si se mira en el tiempo, no se sabría sostener en 40 o 50 años cuál es la cantidad de maestros en el tiempo, pero si se hace un análisis de la última década, resulta se cree que hay una actividad muy vigente, viva y, de hecho, se han visto zonas reactivadas".
En particular, en Calbuco y Hualaihué se registra bastante movimiento, al igual que en Quellón. "Se ha quedado en el subconsciente colectivo que existe la idea de que todas estas cosas 'folclóricas' están desapareciendo, y se piensa que hay que rescatarlas, pero la gente viva no se rescata, sino que se pueden preservar, revitalizar, porque no son piezas de un museo, y, al mismo tiempo, no podemos decir que está en franca desaparición", aseguran desde la entidad gubernamental.
Según datos del mismo servicio, recopilados en una investigación hecha junto a la Universidad Austral, actualmente hay 137 carpinteros de ribera activos en la Región de Los Lagos, lo que demuestra la vigencia del trabajo.
Por su parte, Hugo Almonacid plantea la posibilidad de continuar el legado, no solo con familias dedicadas al tema, sino que también a través de quienes gusten del oficio. "Mi idea es dar a conocer este oficio. Sería bueno tener un taller- escuela y que otras personas fueran a ver cómo se realiza el trabajo. Más allá de que la gente vaya a ver, sería bueno que los interesados pudieran aprenderlo, porque hay pocos jóvenes. En la agrupación hay ocho chicos que están en esto y son carpinteros, pero en otros sectores no hay y son prácticamente los últimos", propone.
En tanto, su padre, José Hugo Almonacid, recalca que aún vienen de otros lados y solicitan construcciones.
"Viene gente a invertir aquí y eso es bueno para la ciudad también", dice el carpintero.
Ahora se trabaja en la salvaguardia del oficio, mientras los trabajadores siguen a la espera de un espacio propio para trabajar.
"Una de las problemáticas que seguimos teniendo es que no tenemos un lugar donde construir. Nunca tuvimos respaldo o ayuda de las entidades municipales, por eso nos agrupamos y pedimos recursos", expresa Almonacid hijo y finaliza: "Esto es importante, porque yo lo he vivido y veo a mi papá ahí y lo que impulsa a esto, es él. Siempre he querido darle un reconocimiento a él y quiero hacerlo para todos los carpinteros".
"Fue una alegría cuando se tituló (Hugo), porque nosotros tuvimos pocos estudios y lo que estamos haciendo ha sido grande"
José Hugo Almonacid.
"Si se hace un análisis de la última década, resulta que hay una actividad muy vigente (del oficio), viva, y se han visto zonas reactivadas".
Marco Tamayo.
15 integrantes tiene la Agrupación de Carpinteros de Ribera de las Aguas Azules en la Provincia de Llanquihue, la que preside Hugo Almonacid. se registran en la región, según los estudios más recientes. Calbuco es uno de los lugares donde más hay.