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Tiempo parxa los filósofos
El ex ministro Jaime Mañalich, comentaba en una entrevista que este era el tiempo de los filósofos. ¿Será cierto? Para nadie es desconocido que muchos pensadores hayan levantado la voz en estos pandémicos tiempos, sobre todo para iluminar u oscurecer la realidad. Entre ellos se encuentran algunos de fama mundial: Daniel Innerarity, Bin Chul Han, Slavoj Zizek, Giorgo Agamben, Adela Cortina, Victoria Camps y Judith Butler, entre otros más. Sabemos también que apareció un texto llamado "Sopa de Wuhan", un título muy sugerente.
En virtud de lo anterior, ¿qué ha pasado en nuestro país? Facilistamente, podríamos decir que los filósofos, salvo honradas excepciones, no han estado a la altura en el debate público; sin embargo, sería pecar de arrogante. En función de lo anterior, es bueno reconocer que sólo algunos filósofos se dan el lujo de pensar la vida, la sociedad o la eternidad de manera remunerada, debido a que muchos se encuentran haciendo clases en colegios, institutos profesionales, centros de formación técnica y universidades, formando a nuestros niños y jóvenes que han quedado perplejos ante el coronavirus.
No pocos son profesores taxi. Además, hemos de considerar que la difícil misión de educar se ha tornado cada vez más compleja a sazón del teletrabajo, donde el arte de enseñar ha quedado en entredicho, ya que el docente ha pasado a ser un youtuber, un diseñador instruccional o, simplemente, un relator de diapositivas. Sin embargo, es notable escuchar a muchos estudiantes, de todos los niveles, agradeciendo a sus profesores-filósofos porque les hacen problematizar la realidad.
Entonces, tal como lo dijo Jaime Mañalich, sí es el tiempo de los filósofos, tanto de quienes están en los medios, como de aquellos que anónimamente desarrollan la compleja labor de educar a niños y jóvenes que viven en tiempos de incertidumbre.
Juan Carlos Alvial, licenciado en Filosofía
Padre Hurtado I
En el día que recordamos la pascua de San Alberto Hurtado, quisiera recordar estas palabras que nos regaló: "Nadie es tan rico que pueda prescindir de una sonrisa, ni tan pobre que no pueda darla. Crea alegría en casa; fomenta buena voluntad y es la marca de la amistad. Es descanso para el aburrido, aliento para el descorazonado, sol para el triste y recuerdo para el turbado. Y, con todo, no puede ser comprada, mendigada, robada, porque no existe hasta que se da".
Aunque estas palabras tengan muchas décadas de antigüedad, ¡cuánto las necesitamos hoy entre nosotros como hijos e hijas de esta tierra! Que el recuerdo de este santo sonriente sea una invitación a que los demás vean menos arrugas de enojo y más sonrisas en nuestro rostro (aunque sea con mascarilla).
Cristián del Campo, SJ Comunidad Jesuita Puerto Montt
Padre Hurtado II
Hoy martes se cumplen 68 años de la partida del Padre Hurtado, a los 51 años, víctima de un cáncer al páncreas del que nunca se quejó. Siempre repetía: "Contento, Señor, contento".
Hoy, después de cinco meses de confinamiento, mientras continúan los muertos, los cesantes, los quebrados y se empobrecen los que ya eran pobres, cuesta más que nunca decir: "Contento, Señor, contento". El mismo día que murió Alberto Hurtado, un diario publicó: "Nuestros días necesitan apóstoles como él".
¿Quién habría imaginado que seis décadas después lo necesitaríamos con tanta urgencia? Lo lógico era pensar que el hacinamiento, la salud y el hambre serían cosa del pasado, pero la pandemia nos restriega en la cara que poco de eso estaba solucionado y que la crisis golpea más fuerte a los excluidos.
Muchos han muerto por covid-19, incluso en nuestros programas sociales, acogidos y trabajadores del Hogar de Cristo. ¿Qué diría el Padre Hurtado si aún viviera? ¿Lo veríamos tuiteando en redes sociales movilizando las conciencias? Seguro, pero estaría más que nada haciendo todo lo necesario por los más pobres y desvalidos.
Una voluntaria de casi 90 años, Elena Donaire, que conoció a Alberto Hurtado, lo recuerda como "un gallo medio hiperkinético porque siempre andaba haciendo algo, era un hombre porfiado que no paraba de ayudar". Como él mismo decía: "Menos palabras y más testimonio de vida".
Es cierto: hoy la pandemia nos tiene exhaustos, pero cuando flaqueamos, es bueno recordar a nuestro fundador, repetir su mantra: "Contento, Señor, contento" y seguir adelante, ayudando a los más desvalidos y pidiendo ayuda para hacerlo, porque nadie se salva solo.
Yerko Villanueva, jefe de operación social del Hogar de Cristo en la Región de Los Lagos
Padre Hurtado III
En estos días de tanta pequeñez política, cuánto crece la figura del Padre Hurtado.
Esteban Meza
Energías marinas
No podemos estar indiferentes a la realidad que estamos viviendo producto de la pandemia y el efecto que esta tiene desde el punto de vista económico, sin duda ad portas del cambio de paradigmas en muchos ámbitos, lo que hace una potencial oportunidad para mirar nuestro litoral, generador de nuestra propia energía, permanente, estable (caso pellets), eficiente, sin gases efecto invernadero: me refiero a las energías marinas.
Hay muchos estudios que señalan a Chile como una potencia energética y la zona sur como el principal actor, con una generación viable de 240 gigawatts (similar al instalado actualmente para todo el país), lo que conllevaría el potencial desarrollo de la industria metalmecánica, informática, mantenimiento preventivo (pymes que se quieran sumar) y todas las actividades relacionadas indirectamente con este nuevo commoditie. Actualmente hay una política de Estado en estos temas, como ya se está haciendo desde que Corfio adjudicó el proyecto del Centro de Innovación e Investigación de Energías Marinas.
El mundo está cambiando, las formas están cambiando. Espero que en un tiempo no muy lejano estemos cubriendo nuestra demanda energética, ambiental y de generación de empleo, y por qué no, exportando este valioso bien.
Marco Gallegos Jeria