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en Serrano (Puerto Montt).
En su relato, cuenta que la situación es bastante compleja para ella, ya que producto de la pandemia ya nadie acude al cementerio y tampoco a los velorios y funerales. Más todavía con el exigente protocolo que existe para este tipo de casos.
Y si a ello se suma las restricciones para el Día del Padre y Día de la Madre, que son fecha de bastante movimiento en los cementerios, la cosa se complicó aún más, ya que este año el covid-19 impidió que los familiares fueran a ver sus seres queridos a los camposanto en estas fechas que son relevantes para este comercio.
Estallido y pandemia
René Zambrano incursionó en varios rubros. Uno de ellos es la residencial Estrella del Sur y un vehículo de transporte que le fue destruido el año pasado, durante una protesta, mientras que su residencial, ubicada en el sector 22 de mayo, se encuentra sin movimiento desde comenzada la pandemia.
Zambrano, quien es, además, el presidente de la Cámara de Comercio Detallista de Puerto Montt, no lo está pasando nada de bien: "Hasta antes de octubre la cosa marchaba bien, pero llegó el estallido social y todos sabemos lo que sucedió….".
Luego, la residencial comenzó a operar, de forma lenta, pero funcionando hasta que llegó la pandemia y el panorama cambió de manera radical.
Y, por su fuera poco, además un principio de incendio, a comienzos de mes, complicó aún más las cosas para su residencial. Por lo demás su drama no terminó ahí, ya que algunas cosas que logró salvar del principio de incendio le fueron robadas. "Quedé con cero recursos. Tengo que ver la forma de cómo poder levantarme, lo que es complicado porque el turismo ya está muerto".
Situación similar es la que vive Irsia Vargas, propietaria de mercado particular y amasandería ubicada en la población 22 de mayo.
"Mi negocio anda malito, malito, malito; no anda nadie en esta calle. Tengo pan, tengo todo elaborado, pero no anda nadie. Estamos hasta el cogote y más encima llueve y llueve", lamenta.
En su análisis, cuenta que la gente no sale de sus casas porque tiene miedo y la "cuarentena nos mató y quedamos malena".
Irsia cuenta que mantiene abierto su local, ya que "la esperanza es lo último que se puede perder", a pesar de que las ventas disminuyeron en torno a un 80%. "Estoy gastando en calefacción, y debo pagar mi dividendo todos los meses (200.000)…, además mi luz y mi agua las tengo impagas porque no he podido pagar estas cuentas porque no hay plata. Hay días enteros que no anda nadie, si no he podido ni tener un sueldo".
Irsia Vargas coincide con Zambrano respecto a que los problemas comenzaron desde el estallido social, pero fue la pandemia la que los "mató".
Vargas agradece el apoyo que se tradujo en poder recibir una de las cajas de alimentos que fueron entregadas por el Ejecutivo. "Y es uno tiene que comer todos los días...", remarca.
80 por ciento han bajado las ventas, en promedio, en algunos sectores afectados por la pandemia.
7 de marzo se detectó en el Hospital de Puerto Montt el primer caso de coronavirus.