Restricciones a la movilidad
La cuarentena de Puerto Montt exige de sacrificios tanto de quienes viven en la ciudad, como de los que necesitan viajar desde las comunas cercanas. Al parecer, ha habido una adecuada reducción de movilidad al interior de la ciudad en los primeros días.
En los cinco días de cuarentena que ya lleva Puerto Montt (hoy se va por la sexta jornada), aparentemente se puede sostener que la comunidad ha acatado en su mayoría la exigencia sanitaria de quedarse en casa y salir de ella sólo en casos excepcionales y con los debidos permisos. Mientras en los primeros días el tránsito de vehículos que se dirigen a la capital regional disminuyó en un 67%, la circulación de personas al interior de la ciudad lo ha hecho en un 80%, lo que permite afirmar que hasta ahora se estaría cumpliendo el objetivo de reducir las aglomeraciones ciudadanas que fueron tan frecuentes en el centro y que, muy probablemente, incidieron en la rápida diseminación de casos de covid-19 que se venían registrando.
Para garantizar la baja brusca de movilidad, que está en el corazón de lo que se busca con un confinamiento como el que se vive en Puerto Montt por estos días, la autoridad ha dispuesto de puntos de control al interior de la ciudad, para monitorear el flujo de las personas, y en las vías de acceso a la capital regional desde las comunas cercanas, en particular en la Ruta 5 Sur. Es allí donde los efectivos uniformados y personal de civil deben actuar con el mayor rigor posible, debido a la intención de muchos por ingresar a Puerto Montt y que, o bien desconocen los mecanismos para pedir permiso, o bien sencillamente pretenden actuar al margen de las normas. Sólo el fin de semana que recién pasó, por ejemplo, la fuerza pública impidió el acceso de 1.380 vehículos a Puerto Montt cuyos conductores no contaban con las autorizaciones pertinentes ni lograron acreditar razones de peso para algún viaje de emergencia.
Los automovilistas que por distintos motivos necesiten viajar a la capital regional en el período de confinamiento forzado, deben asumir las estrictas condiciones impuestas por la norma sanitaria, tanto para evitar un contagio de ellos mismos, como de llevar el virus a sus lugares de origen. Es el mismo esfuerzo al que tiene que someterse la comunidad para frenar la inquietante tasa de contagio que se venía observando.