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El 72% de la población de la región utiliza internet

EN LOS LAGOS. En 4,4 puntos porcentuales cayó su uso, entre los años 2013 a 2020, para actividades de educación formal y participación. Mientras que para trámites en línea con instituciones públicas, la región presenta una de los menores resultados del país, ya que ello es utilizado por sólo un 25% de la población. En compra y venta de artículos, también presenta uno de los más bajos porcentajes, con sólo un 34%. Seremi de Transportes y Telecomunicaciones dijo que la brecha está identificada y que para eso están lanzando la fibra óptica nacional.
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La actual crisis sanitaria, social y económica ha obligado a múltiples sectores a sumarse a la digitalización de sus procesos y adoptar nuevas herramientas tecnológicas para mantener el ritmo y la operatividad de la ciudad. Esta coyuntura acentuó la preocupación por la brecha digital existente hoy en día en el país y en la región.

El estudio "Brecha en el uso de Internet: Desigualdad Digital en el 2020", realizado por la Fundación País Digital, arrojó que para este año se estima que el 80% de la población chilena utiliza internet, lo que equivale a una variación de 22 puntos porcentuales respecto a los últimos siete años.

En la región el porcentaje de usuarios de internet, respecto de la población total, es de un 72%, por debajo de la cifra nacional y sin mucha variación según años anteriores. Esta diferencia se podría deber a la geografía de Los Lagos, donde muchos sectores rurales aún no cuentan con internet y las empresas proveedoras no invierten por falta de demanda. En este sentido el gobierno anunció casi 7 mil millones de pesos de inversión para llegar con el servicio directo a varias comunidades.

Ricardo León, director del Centro de estudios de Fundación País Digital, explicó que "particularmente para la Región de Los Lagos, lo que se concluye en el estudio, es que estamos observando una región que no necesariamente está teniendo unos crecimientos, a nivel de usuarios de internet particularmente, de tipos de uso de internet productivos como en el resto de las regiones".

Agregó que "el gran desafío de la región es superar esta barrera de la adopción del uso de internet por defecto, que es algo que va a ir creciendo de forma paulatina, son buenos números los de la región y, vamos alcanzando casi tres de cada cuatro personas, la conversación tiene que ir evolucionando posteriormente hacia los nuevos tipos de usos de internet que hoy en día son los que nos dan mayores beneficios".

El estudio arrojó que, en el uso de internet para actividades de educación formal y participación, entre los años 2013 a 2020, la Región de Los Lagos disminuyó en 4,4 puntos porcentuales. Asimismo, para trámites en línea con instituciones públicas la región presenta una de los menores porcentajes del país con un 25% de la población.

El porcentaje de uso de internet para compra y venta de artículos y servicios es de un 34%, siendo la región con menor porcentaje del país en este ítem. En tanto que para operaciones de banca electrónica, presenta un 40% de la población total. Aumenta en el uso de internet para obtener información en buscadores con un 88 % y para entretenimiento

Martín Hopenhayn mira al mundo desde la cuarentena

Un cuarto de siglo pensando el mundo. Esas reflexiones contiene "Multitudes personales. Ensayos, crónicas, aforismos" (Ediciones UDP), el libro que acaba de publicar el filósofo y cronista chileno que ve Netflix y camina para aplacar el desasosiego.
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Martín Hopenhayn ha publicado diversos libros y columnas en distintos medios nacionales.

Martín Hopenhayn nació en Nueva York, se formó en Chile y Argentina y su carrera la hizo haciendo clases en la academia y escribiendo columnas para medios periodísticos y ensayos para la División de Desarrollo Social de la Cepal. Suyos son los libros "Atajos para no llegar" (2014), "Del vagabundeo y otras demoras" (2006), "Crítica de la razón irónica: de Sade a Jim Morrison" (2001) y "Así de frágil es la cosa" (1999). Su nuevo libro, "Multitudes personales", reúne 25 años de ensayos, crónicas y aforismos.

Hoy, como casi todos, Hopenhayn como está en cuarentena. El confinamiento del filósofo partió a mediados de marzo y dice que vive su soledad sin mucho drama. Lo que sí -añade- es que le impacta ver a quienes viven la pandemia en la precariedad.

"Hay una contradicción que nos atraviesa a todos: y es que más que nunca se necesita ayudar. Y, lo único que se puede hacer por los demás, es no sumar eslabones a la cadena de contagio".

Dice que antes de que empezara el confinamiento más severo salía a caminar todos los días un rato para sosegarse y que ahora usa rigurosamente los dos permisos semanales que se conceden en la capital. "Anoto en mi permiso compras de supermercado, salgo con una bolsa en el brazo y camino un rato, muy lejos de las personas. Llego de vuelta a mi departamento con la bolsa vacía, pero con el espíritu un poco más lleno", confiesa.

En cuanto al tedio, afirma que lo visita poco pero que al caer la noche, sin el menor respeto, aparece el desasosiego en su alma.

Hopenhayn ha estado leyendo a Canetti, algo de Piglia y un libro sobre el Uruguay de fines del siglo XIX de W.H. Hudson. También dice que se ha vuelto adicto a Netflix y que cada noche cocina algo y ve una película o serie: no enganchó mucho con "Dark" pero sí le gustó "Karppi", un thriller finlandés. Cuenta que además ha vuelto sobre dos de sus películas chilenas favoritas: "El chacal de Nahueltoro" y "El pejesapo" y que escucha viejos blues, alguna balada y rock clásico y "lo que me propone Spotify cuando me tira el algoritmo encima".

Esta es su crónica sobre un tiempo crucial.

-Qué fue lo último que hizo en el mundo sin distancia social?

-Hice lo menos social: fui a perderme a la montaña por un día completo sabiendo que se venía un largo encierro.

-¿Qué ha aprendido en estos días?

-Que la soledad es un entrenamiento y un arte. Que los otros cuentan y el afecto manda. Que nunca es tarde para amigarse con uno mismo. Que por muy moderno o postmoderno que seamos, atravesar días y días en soledad y confinamiento se hace más llevadero si se ritualizan algunas actividades, con horas y espacios claros.

-¿Qué ha resultado bueno del confinamiento?

-El repertorio de utopías y distopías postpandémicas que la gente proyecta hacia el futuro desde la pandemia. Sorprende la variedad en la expectación. Por supuesto, me parecen positivas la valoración de la frugalidad, la conciencia del tiempo y el espacio, la pregunta por el sentido de nuestras vidas, la invitación a solidarizar ante una situación tan extrema y tan global.

-¿Ha tenido "coronasueños"?

-No, pero sí sueños dignos de coronarse. Anoche, por primera vez, soñé que venía de vuelta de una reunión de viejos compañeros de curso y al entrar a mi departamento me recriminaba por haberme expuesto ante un grupo grande. Me recordó cuando dejé de fumar y soñaba que fumaba y en el sueño me venía la culpa.

Por Amelia Carvallo

"Hay una contradicción que nos atraviesa a todos: y es que más que nunca se necesita ayudar. Y, lo único que se puede hacer por los demás, es no sumar eslabones a la cadena de contagio".

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