Laderas de alto riesgo de derrumbe
El Sernageomin emitió un informe que debería ser tomado con preocupación por las autoridades regionales y locales. Ocho zonas de la capital regional se identificaron como de alto peligro de remoción de masa, además de áreas de Puerto Varas y Calbuco.
No es nueva la preocupación que hay en Puerto Montt acerca de las remociones en masa. Su particular configuración geográfica, con una serie de terrazas y borde costero, además de la falta de planificación urbana y escasez de terrenos que ha llevado a ocupar predios no aptos para emplazamientos humanos, ha derivado en el temor histórico que hay frente a derrumbes provocados por las intensas precipitaciones tan habituales en esta parte del sur del país. De hecho, la experiencia ha demostrado que periódicamente hay deslizamientos de tierra en laderas que quedan muy frágiles después de cada episodio de lluvias por sobre lo normal.
Por esto es que resulta tan relevante el informe que emanó esta semana el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), a propósito del anuncio de precipitaciones intensas anunciadas para estos días en la zona. De acuerdo a ese reporte, evacuado para que las autoridades regionales y locales tomen las necesarias decisiones de prevención, en la capital regional hay ocho sectores con alta probabilidad de remociones en masa (isla Tenglo, Anahuac, Chinquihue, Modelo, Lintz y Pelluhuín), además de zonas también identificadas como de riesgo en Puerto Varas y Calbuco.
El gran problema es que en muchos de esos sitios se han construido casas y asentamientos irregulares que suponen un grave riesgo para sus habitantes. De ocurrir un deslizamiento de tierra, existe el riesgo evidente de una tragedia que, con el paso de los años, se ha ido acrecentando en lugar de ir disminuyendo. Un ejemplo concreto de esto es la ocupación de terrenos fiscales en el cerro Costanera de Puerto Montt, cerca de Pelluco, donde el Serviu ya advirtió en su momento que hay un peligro objetivo en contra de quienes ahí viven y de quienes transitan por la vía pública.
Durante demasiado tiempo el Estado, a través de sus distintos organismos, se ha despreocupado del peligro que reviste ocupar laderas identificadas como de alto riesgo. Es hora de prestarle atención ahora, no después de que ocurra una tragedia.