Realidad de los hogares en la zona
Un estudio de opinión mostró las graves secuelas en la confianza de las familias de la región sobre su presente y futuro. Será monumental, una vez que se logre erradicar de alguna forma el covid-19, el esfuerzo para recomponer la salud mental de las personas.
Profundas huellas en la salud mental de las personas está dejando la pandemia en curso que azota al país. El cóctel del confinamiento voluntario u obligado, el temor a exponerse a un contagio que puede ser mortal, tanto para sí mismo como para un familiar, y la incertidumbre económica provocada por la cesantía o las dudas sobre la estabilidad laboral, constituye un franco detonante de angustia y depresión que ya empieza a hacerse visible en los hogares de la Región de Los Lagos, según se desprende de un estudio de opinión elaborado por la consultora Zoom Vertical. Allí se abordó tanto la situación material en las familias como el vaivén emocional al que están expuestos sus integrantes desde mediados de marzo, cuando se decretó el Estado de Catástrofe en todo el país.
El estudio, realizado en la última semana de mayo, refleja ya en toda su magnitud la falta de certezas que agobia a los hogares de Los Lagos, panorama que de seguro se repite en el resto del país. En lo material, el 36,6% de los consultados afirma que la situación económica de su hogar ha empeorado fuertemente en comparación con los meses anteriores a la pandemia, y el 38,6% dice que la situación al interior de sus familias ha empeorado levemente.
Las expectativas a futuro, en tanto, no albergan grandes esperanzas en el breve plazo: sólo el 1,8% declaró que la economía familiar mejoraría durante este mes de junio, el 18,1% avizora aquella meta para septiembre, el 21,4% para diciembre, el 16,6% para marzo de 2021, y el 13,2% para el segundo semestre del próximo año. Son cifras demoledoras que revelan una tremenda falta de confianza sobre el presente y futuro del país, y que muy probablemente serían aún más borrascosas si el estudio se realizara ahora en junio, cuando el coronavirus ya está desatado.
Así como será una tarea titánica que la economía pueda repuntar cuando se den las condiciones sanitarias, lo mismo ocurrirá con la salud mental de las personas, que están sufriendo los embates de una amenaza que estaba fuera de todos los cálculos y que ha hecho tambalear los cimientos que sustentaban sus certezas, metas y aspiraciones.