"Faltarían hojas para escribir la historia reciente del ciclismo puertomontino"
Fue en 1980, con 17 años cuando Luis Alvarado Alvarado se subió por primera vez a una bicicleta para competir y no bajarse nunca más de una, incluso en su actividad actual de entrenador del club Melipulli.
Formador de pedaleros locales de nivel internacional. muchos lo ven como el padre de esta disciplina de los últimos 20 años, cuando decidió proyectar a sus alumnos y convertir a Puerto Montt en el centro neurálgico de la actividad de la zona sur.
A los 57 años, cree haberse ganado un nombre y señala que su gran anhelo es ver construido el velódromo para su ciudad natal, el cual se ha prometido en tantas oportunidades. "Estamos más cerca que nunca de lograrlo", asegura el ex ciclista que proviene de una familia ligada al deporte del pedal.
-¿Qué momento es el que más atesora en el álbum de los recuerdos como corredor?- Con nostalgia evoco ese nacional de ruta en noviembre de 1983, en el que terminé en el sexto lugar de mi categoría, en la prueba de gran fondo allá en Los Andes. En esos años era muy lindo terminar una competencia, por las dificultades que existía para viajar y participar de buena forma en una prueba de esta naturaleza. Sin embargo, me marcó mucho porque fue en el desarrollo de esta justa cuando me avisan que mi madre había sufrido un derrame cerebral y que le provocó la muerte. Ella nos motivó a seguir adelante en este camino del ciclismo.
-¿A qué compañeros recuerda en ese certamen?
- Viajamos junto a Robinson Miranda que salió 18°; él se quedó solo, porque tuve que viajar antes por lo que le sucedió y corrió solo el domingo y enfrentó en solitario la última prueba.
- Siempre corrió en el Melipulli...
-En algún momento me ofrecieron rodar en el equipo Entel de Santiago, allá por el año 1987, pero desistí por el club en el que he permanecido 39 años. Fuimos los últimos en ser fundados, antes funcionaban el club Angelmó, Puerto Montt, Puerto Varas, Reloncaví, entre los más importantes.
- Como ciclista, también vivió la experiencia de la extinta Vuelta a Chile en 1985.
- Me tocó vivir esta prueba inolvidable de la historia del ciclismo. Una verdadera fiesta para la ciudad y las regiones del sur. Corrí por la Asociación de Ciclismo de Puerto Montt, el primer premio montaña en avenida Salvador Allende (ex Petorca) que era de cuarta categoría, pero lamentablemente no pude competir en las versiones siguientes, a pesar de que estaba en un muy buen nivel.
El equipo estaba conformado en esa oportunidad por Sergio Liesicke, Iván Henríquez y Marcos Teneb.
- Han cambiado los tiempos y es una carrera que se extraña porque finalmente unía al país por casi dos semanas.
- Hacer un evento internacional es hoy distinto, se interponen otro tipo de realidades para organizarla. Antes era más de piel, más humana, a los deportistas les importaba más ganar un trofeo y no por dinero. En ese tiempo, llegaban los ciclistas en tren y Chile prácticamente se paralizaba para ver ciclistas de nivel mundial y se respeta este evento, lo que hoy no podría ocurrir.
- ¿Por qué deja la competencia para luego convertirse en entrenador?
- Es que en mis tiempos era muy difícil hacer ciclismo y luego me llegó la nostalgia de entrenar niños que se me presentó como alternativa. Además que en 1987 nació mi primer hijo y decidí colgar la bicicleta. Comencé a trabajar a mi local de bicicletas y faltaban recursos para competir; ahora todo está más a mano, los chicos de ahora tienen bicicletas, cuentan con alimentación física y preparación física.
- ¿Cuando empieza de lleno en esta etapa que fue construyendo como técnico?
- En los 90, y lo digo con orgullo, estuve trabajando gratis unos tres años en la Digeder (actual IND), para armar mi escuela que fue creciendo, con más fondos y el apoyo cercano del Colodyr que dirigía en ese entonces por Julio Sanz. Fui mecánico en los primeros Juegos de la Araucanía, hasta que llegó el día para entrenar a las series altas.
- Pero ¿cuándo fue la partida de esta formación de deportistas de elite del ciclismo local?
- Recuerdo ese momento cuando se gana la primera medalla de oro hace 19 años que obtuvo mi hijo Fernando en el nacional de pista en Curicó. Se comenzaron a obtener los primeros frutos de ese proceso, aunque antes el club Angelmó, con su presidente Gastón Almonacid, también se obtuvo muchos campeonatos con jóvenes que hicieron historia y en los que se consagraron campeones nacionales y panamericanos y además se involucraron en eventos internacionales como Adrián Alvarado, Luis Nova, Edison Bravo y hasta las generaciones actuales. Es un motivo de satisfacción además contar con un grupo de ciclistas mujeres que han regalado muchas medallas a la región. Faltarían hojas para llenar acerca de los resultados que hemos obtenido en estas últimas décadas.
- Pero queda la guinda de la torta que es el velódromo.
- Estaba funcionando bien este proyecto, con avances, pero llega esta pandemia y frena todo lo que se había alcanzado; pero soy un convencido que con este gobierno comunal, el velódromo va a seguir adelante. Sería un tremendo regalo para esta disciplina.