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Hallan milenario complejo en la antigua Jerusalén

HISTORIA. Debajo de los restos de un viejo edificio bizantino, a pocos metros del Muro de las Lamentaciones, descubren pequeño complejo subterráneo de unos dos milenios de antigüedad, reveló Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
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EFE

La estructura, escarpada en la dura piedra que compone la base geológica de la Ciudad Santa, es un elemento particular que los arqueólogos hallaron hace solo seis semanas, mientras proseguían con las excavaciones entre los recovecos inferiores de esta zona repleta de ruinas arqueológicas y marcada por una rica historia milenaria.

El sistema subterráneo -de dimensiones más bien reducidas- yace bajo un pavimento de mosaico construido siglos después por los bizantinos, que alzaron encima suyo "un monumental inmueble" de muros amplios aún visibles que pudo tener funciones "religiosas o civiles", explica a Efe Michael Chernin, arqueólogo de la AAI.

Sin embargo, los investigadores ven más relevante el complejo que quedó sepultado en su interior. "Al levantar el suelo de mosaico nos encontramos con esta gran sorpresa", indica el director de la excavación, Barak Monnickendam-Givon.

Destaca que el hallazgo es "único", porque no se habían encontrado estructuras de este tipo en las cercanías del Muro de las Lamentaciones, el lugar de culto más sagrado para el judaísmo.

"Tiene tres compartimentos perforados en la roca junto con huecos, espacios para estanterías y escaleras", lo que indica que pudo servir como despensa o almacén. Aun así, no descarta que fuera una residencia habitada.

Fue utilizado en el período romano temprano por residentes de la urbe, en los años anteriores a la destrucción del Segundo Templo judío y de toda Jerusalén, en el 70 d.C. y que marcó un antes y después para la urbe, de acuerdo con las crónicas del historiador romano Flavio Josefo (siglo I).

Las oscuras estancias de la estructura -repartida en tres niveles conectados, y a la que se entra por un acceso de poca altura- siguen en proceso de excavación y la tierra aún cubre gran parte de su compartimiento más inferior. Entre las ruinas hallaron varios restos de cerámica, como lámparas de aceite.

En opinión de Monnickendam-Givon, su construcción debió de suponer "una gran inversión", tanto por el trabajo que implica perforar la roca como por el lugar donde se encuentra: estaba "en una ubicación realmente privilegiada" hace dos mil años, justo en lo que era el centro neurálgico de la antigua Jerusalén.

"La pregunta es ¿por qué se invirtieron tantos recursos y esfuerzos en excavar habitaciones bajo sólidas capas de roca?", se cuestiona el experto, que espera obtener respuestas a medida que avance en el estudio del yacimiento, que a largo plazo se quiere hacer accesible al público.

El descubrimiento otorga a su vez información adicional sobre la vida diaria en la antigüedad de los residentes de la ciudad.

También se encontraron vasijas de arcilla para cocinar, una "taza de piedra exclusiva de los sitios judíos del Segundo Templo" o "un fragmento de qalal, una gran cuenca de piedra usada para contener el agua, que se cree que está vinculada a las prácticas judías de rituales de pureza", destaca la AAI.

Las excavaciones actuales están ubicadas debajo de la entrada a los túneles del Muro de las Lamentaciones, en lo que hoy es el territorio ocupado de Jerusalén Este, y según Monnickendam-Givon revelan a la antigua "Jerusalén en toda su gloria: sus gentes, religiones y diversidad de grupos que la habitaron, trabajaron, construyeron y glorificaron durante generaciones".

3 niveles presenta la estructura descubierta, ruinas que aún siguen en proceso de excavación.

Nasa estudia radiación a los astronautas

ANÁLISIS. En misiones de larga duración están expuestos a altos niveles.
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Un grupo de científicos, liderado por la investigadora de la NASA Lisa Simonsen, desarrolló un simulador en la Tierra para poder analizar los efectos de los rayos cósmicos galácticos (GCR) a los que están expuestos los astronautas.

En un artículo publicado en la revista PLOS se describe cómo los investigadores construyeron esta herramienta en el Laboratorio de Radiación Espacial de la NASA (NSRL).

Los GCR son partículas subatómicas, entre ellas protones altamente energéticos e iones de helio, con una gran cantidad de energía debido a la velocidad a la que viajan por el espacio y de los que es muy difícil protegerse por lo que interactúan con los materiales de las naves espaciales y los tejidos humanos.

En el estudio, los autores describen cómo se diseñó el simulador, para poder estudiar en Tierra los GCR y sus efectos, con el objetivo de equilibrar la definición de los entornos de radiación pertinentes para la misión, las limitaciones de las instalaciones y la selección de los haces, las actualizaciones de hardware y software necesarias, así como las limitaciones de cuidado y manejo de los animales.

Los científicos del NSRL demostraron la capacidad de conmutar de forma rápida y repetida múltiples combinaciones de iones en un corto período de tiempo, a la vez que se controlan las dosis diarias suministradas por los iones más pesados.

En junio de 2018, recrearon 33 combinaciones únicas de haces de energía iónica, imitando el entorno de los rayos cósmicos galácticos que experimentan los astronautas cuando realizan una misión al espacio interplanetario. En los últimos 30 años, la mayor parte de las investigaciones para comprender los riesgos para la salud de la radiación espacial se realizaron usando exposiciones agudas de haces mono-energéticos de un solo ion.

2018 se recrearon 33 combinaciones únicas de haces de energía iónica

Minería en alta mar genera graves daños en el pacífico

ESTUDIO. Extracción minera producirá deterioros "amplios, graves y que perdurarán varias generaciones", según un informe que compila más de 250 artículos científicos.
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El documento, titulado 'Precedir los efectos de la extracción minera de nódulos polimetálicos en las aguas profundas del Océano Pacífico', advierte de la "pérdida irreversible de especies" y la "degradación de los ecosistemas" de las profundidades marinas, cuya explotación perjudicará "al resto del océano" y también a la población humana ya que "forman un reino interconectado" según su autor principal, el doctor australiano Andrew Chin.

Teniendo en cuenta que el Pacífico ocupa el 30 % de la superficie del planeta, esta actividad minera afectará a todo tipo de hábitats y especies como los petreles, las pardelas, los cachalotes, los zifios, los tiburones ballena o las tortugas laúd y perjudicará actividades comerciales como la pesca, incluyendo especies de alto valor comercial como el atún.

Además, amenaza a la propia salud humana debido a "la potencial toxicidad de los residuos mineros vertidos", así como a la dependencia que los habitantes de las islas del Pacífico tienen respecto a los productos marinos según el texto.

A todo ello añade el desequilibrio que supondría para el ciclo del carbono y su almacenamiento en un océano "que ya se encuentra al borde del abismo por los efectos del cambio climático" y otras presiones del ser humano.

Estas conclusiones refutan las alegaciones que habían presentado las empresas mineras, planteadas en términos de beneficios sociales y económicos para la región, en especial en el entorno de las islas Cook, Kiribati, Nauru y Tonga, cuyos gobiernos han patrocinado prospecciones en la zona Clarion-Clipperton (unos 4.500 kilómetros entre México y Kiribati), mientras que el de Tuvalu también ha expresado su deseo de hacer lo mismo.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, creada por la ONU, ya ha expedido de hecho hasta 30 licencias de prospección que cubren millones de kilómetros cuadrados no sólo de los lechos de aguas profundas del Pacífico, sino también del Atlántico y del Índico.

30% de la superficie del planeta ocupa el Océano Pacífico, de ahí la importancia de preservación.