Adultos mayores vivían en una casa amarrada a un árbol
SOLUCIÓN. Autoridades de Vivienda conocieron el caso y, con las medidas de salud respectivas, entregaron un nuevo inmueble a una pareja que reside en Hualaihué.
Después de vivir muchos años en una precaria casa amarrada a un árbol para que el viento no la destruya, una pareja de adultos mayores recibió un nuevo inmueble por parte de las autoridades de Vivienda.
José Gallardo Marín ha estado radicado toda su vida en el sector de Quiaca, en la isla Llancahué de Hualaihué.
Allí, a sus 65 años, con algunos dolores y malestares producto de una vida dura, hace patria con su pareja Patricia Villegas en su terreno donde no llega la energía eléctrica ni señal de telefonía, sin baño ni agua potable, y solo sobreviven con sus escasas pensiones de vejez y discapacidad, la crianza de algunas ovejas y lo que la tierra pueda darles.
En un morro frente al mar, desafiando el viento, mirando a los cerros que caen al fiordo, junto a bosques enclavados en los roqueríos, decidieron levantar hace años una vivienda muy precaria, incluso debiendo amarrarla a un árbol para que no se fuera cuesta abajo.
En un derrumbe precisamente don José perdió su anterior vivienda, sin embargo, se levantó y siguió adelante con los pocos recursos con que contaba. Tejuelas, latas, maderas, materiales de desecho y hasta unas cuerdas para evitar que la choza se vuele le han servido para resguardarse de la lluvia y el viento que caracterizan a esta isla.
El agua sigue siendo generosamente aportada desde una vertiente ubicada a 200 metros de la mediagua y yendo en bote y micro una vez al mes va al pueblo, para cobrar sus pensiones de vejez y discapacidad (Patricia presenta una discapacidad intelectual), se las arreglan con 90 mil pesos para abastecerse de víveres.
Térmica
El seremi de Vivienda, Jorge Guevara, destacó el cambio que significará para la pareja la nueva casa. La autoridad dijo que es un matrimonio que vivía en condiciones muy precarias hace ya 20 años. "A través del subsidio rural pudimos construir una vivienda con aislación térmica, con buen nivel de terminaciones. Viene equipada con paneles solares para generar electricidad, que nunca habían tenido, tampoco tenían alcantarillado. Están muy agradecidos por la ayuda".
Añadió que la casa que tenían era una pequeña cabaña de 5 por 3 metros de una sola habitación, donde tenían su cama, una cocina a leña y una pequeña mesa, no tenían ventanas. Fernando Gunckel, director regional del Serviu, hizo énfasis en el trabajo mancomunado que se realizó para llegar con la solución definitiva: "Es un orgullo ser parte del tremendo trabajo en equipo que permitió entregar esta verdadera solución habitacional. Aquí actuamos todos: Minvu, municipalidad, constructora y entidad patrocinante, y levantamos un hogar para una familia que realmente lo necesitaba". Según Gunckel "de otro modo don José y doña Patricia quizás nunca podrían haber accedido a una vivienda de verdad. Sin duda, generamos un cambio enorme y positivo en la vida de esta pareja, tal como en muchos otros hogares en que cumplimos el objetivo".