Dentro de todos los cambios que se han venido produciendo en el país desde que comenzara el estallido social en octubre del año pasado, y que ocupan un amplio espectro político, social y económico -incluso con un plebiscito constitucional en ciernes-, hay uno que la comunidad puertomontina está sintiendo de forma muy particular: el abandono que está sufriendo la plaza de Armas y las cuadras cercanas, con inmuebles rayados, otros tapiados y una actividad comercial que continúa resintiendo los efectos de la inseguridad de quienes circulan por el sector. Hoy por hoy, la plaza de Armas, otrora punto neurálgico para el encuentro de la ciudadanía, se ha convertido en un lunar en el que proliferan las más sospechosas actividades que la autoridad, aparentemente, prefiere desatender para ahorrarse problemas.
La plaza de Armas ya no es un lugar para las familias. Basta un corto recorrido para comprobar el consumo de alcohol a diestra y siniestra, peleas callejeras y comercio ambulante, incluso con la oferta de productos asociados a alucinógenos. Por algo es que sus visitantes acostumbrados prefieren ahora ir a otros lugares, y quienes pasaban por ahí para dirigirse a sus destinos laborales o comerciales, están optando por recurrir a las calles cercanas.
Todo esto sin considerar las batallas campales que se producen cuando empiezan los enfrentamientos entre manifestantes y Carabineros. Cuando aquello se inicia, la plaza y sus cuadras cercanas quedan entregadas al arbitrio de los disturbios, con piedrazos por doquier, bombas lacrimógenas, carreras desenfrenadas y hasta vehículos particulares dañados por la acción de quienes intentan obligar a la razón mediante la violencia.
Es urgente que Puerto Montt pueda recuperar su plaza de Armas. Rol protagónico en esta tarea lo tienen el municipio y la Gobernación, ambos con sus oficinas con una vista privilegiada hacia lo que ocurre en aquel lugar, Carabineros y, por cierto, la propia comunidad, que tiene que dar señales claras acerca de la correcta utilización de los espacios públicos.