Plásticos: el chico malo de la contaminación
AMENAZA. Comemos plásticos y respiramos plásticos. Cada año se producen en el mundo 300 millones de toneladas. Se calcula que 8 millones de kilos acaban en el mar, gran parte de ellos son bolsas plásticas.
Las bolsas de plástico son una de las principales causas de contaminación marina, y el enfoque en la reducción de estas está en curso. Los supermercados han dejado de entregar bolsas de plástico a los clientes, alentándolos a traer sus propias reutilizables. Sólo quedan seis meses para que la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas entre en vigencia para los almacenes y el comercio menor en todo Chile.
En este contexto, hay que tener en cuenta los graves daños que producen al ecosistema los plásticos, por ejemplo, no se biodegrada. Es para siempre. En el océano, se descompone y se degrada en pequeños pedazos, lo que hace que animales marinos lo confundan con alimento, lo que al hacerlo dañan su organismo hasta la muerte. Esta dramática realidad, fue una de las razones porque nuestro país se convirtió en el primero de Latinoamérica en prohibir la entrega de bolsas plásticas en el comercio.
Desde las bases
En relación a lo anterior, la Universidad Católica del Norte (UCN) y la Universidad de Chile, recientemente publicaron en la revista internacional "Ocean & Coastal Management" un estudio científico que indaga sobre la historia de las bolsas plásticas en Chile y sobre los motivos para su prohibición.
Ese estudio concluye que el declive de las bolsas de plástico en el país fue promovido por una suerte de "alianza informal y no coordinada" en la que diversos actores -incluyendo ciudadanos, educadores, municipios, científicos, ONGs, medios de comunicación y universidades- generaron iniciativas locales que incrementaron la preocupación de la sociedad civil por el tema y empujaron a que finalmente se tradujera en una ley, con amplia aceptabilidad a nivel nacional.
Esto se conoce como "bottom-up approach" o más simple: "que la iniciativa surge desde las bases". Este enfoque integral desde las bases podría servir como mecanismo no solo para ir más lejos en la prevención de contaminación por plástico, sino también en otros problemas ambientales.
La doctora María de los Ángeles Gallardo, coordinadora del Punto Limpio Crea Herradura, con vasta experiencia en temas de residuos sólidos, comenta: "La ley de bolsas es un mecanismo para promover el cambio de conducta de los consumidores y hacerlos responsables sobre su gestión de residuos. En el cambio de lo desechable a lo reutilizable, la bolsa es el símbolo de los cambios de conductas esperadas para reducir la contaminación de plásticos de un solo uso y su impacto en el medio ambiente".
El problema no termina con esta ley. Por el contrario, queda mucho camino que recorrer. Sin embargo, el interés por avanzar más allá existe y diversos actores de la sociedad civil ya están actuando. Se ha tomado conciencia del impacto de los plásticos y del daño que producen en los océanos.
¿Por qué dejar de usar bolsas de plástico?
Por muchos años nos hemos acostumbrado a las bolsas de plástico para transportar nuestras cosas. Son baratas, prácticas y fácilmente disponibles. Pero, ¿realmente vale la pena su impacto en nuestro medio ambiente?
La respuesta es un tajante no. Hay que tomar medidas, como utilizar bolsas propias reutilizables cuando se va de compras. Esto disminuirá drásticamente la contaminación de las bolsas de plástico. Menos animales morirán. Se producirán menos bolsas. Se usará menos petróleo.
El resultado final de este pequeño sacrificio es un ambiente mejor y más saludable para todos.
Hay que tener en cuenta que las cifras son alarmantes. A nivel global, se utilizan cinco billones de bolsas de plástico por año. Eso equivale a la producción de 160 mil bolsas por segundo. Más de 700 se usan al año por cada persona en el planeta. Además, menos del uno por ciento son recicladas.
Con mayor frecuencia están hechas de polietileno, que tarda siglos en degradarse. Cada tonelada de bolsas de plástico recicladas ahorra el equivalente energético de 11 barriles de petróleo.
Una bolsa tarda hasta mil años en romperse. En promedio, una bolsa de plástico se usa por sólo 12 minutos.
En este mismo desalentador escenario, alrededor del diez por ciento de ese plástico termina en el mar. Se estima que para el año 2050, los océanos del mundo podrían contener más plástico que los peces, en peso.
Educar para su uso
Considerando la alta contaminación que existe a nivel mundial por el plástico, el investigador de la Universidad Tecnológica Metropolitana, doctor Rodrigo Araya, ha enfocado sus esfuerzos en lograr un material compatible con la fauna marina, evitando daños al ecosistema y a la fauna.
El profesional está apuntando sus investigaciones a "prolongar la vida útil de materiales que, en su origen, no se pueden reciclar. La idea es transformar estos materiales de tal manera que sean termoestables; es decir, puedan soportar altas temperaturas, además de la acción de solventes orgánicos y ácidos. Pero que a la vez, el material al ser termoestable se comporte como un material termoplástico; es decir, como la típica bolsa del supermercado que se funde con calor y la puedes volver a moldear para su reutilización. Eso no ocurría antes con estos materiales, entonces esa es la innovación", expone.
Respecto a la prohibición del uso de bolsas plásticas, Araya plantea que "hay que educar a la gente, para que las puedan utilizar correctamente, porque después el material se degrada y puede llegar al mar y ahí se lo están comiendo muchos organismos filtradores. Pero yo digo que el plástico no es malo". Cuenta que, por ejemplo, las bolsas plásticas sustentables existen, pero compiten en un mercado en que el precio del polietileno normal es mucho más barato.
Otro ejemplo que entrega el investigador son las botellas de plástico (polietileno-tereftalato, PET), pues asegura que en Chile "tienen muy poca información en su envase, pero en otros países tienen muchos datos con zoom y muy destacados, como la clasificación del plástico, ya que como botella no le hace daño a nadie; pero, si se le pone agua caliente, el polímero puede sufrir degradación. Específicamente se genera ácido tereftálico, que ingresa al sistema metabólico de los organismos y produce una disrupción en el ADN. Las personas no saben que el agua caliente está degradando el polímero y eliminando esta sustancia química dañina. Lo ideal sería que esto lo entienda un niño en la escuela. Si fuese así, ya sabrían cómo manipular el plástico y de qué manera utilizarlo".
El investigador hace presente que " aportamos todo lo que podemos en cuanto al mejor uso de los plásticos y darle nuevas funcionalidades. No sólo queremos tener materiales reciclables, sino también que éstos sean conductores de electricidad y que se transformen en productos plásticos con mayor rango de aplicaciones, por ejemplo en electrónica. Es por eso que dentro la línea de investigación global esto se llama "materiales poliméricos multifuncionales".
Plástico como amenaza a la salud
Suena increíble, pero las personas consumen aproximadamente dos mil piezas pequeñas de plástico cada semana. Así, se reconfirma que el plástico ha pasado a formar parte de nuestra dieta y de una manera alarmante, ya que las personas podrían ingerir aproximadamente cinco gramos semanales de plástico, lo que en peso equivale a una tarjeta de crédito, según un estudio realizado por WWF.
Los resultados son un paso importante hacia la comprensión del impacto de la contaminación plástica en los seres humanos y confirma la necesidad urgente de abordar el sistema y gestión del plástico para evitar que contamine los ecosistemas.
"La supervivencia del ser humano está estrechamente ligada a una naturaleza sana y resiliente. Este estudio lo respalda absolutamente: debemos frenar la contaminación plástica en nuestros océanos, ríos y ciudades, porque además de impactar a la vida marina nos está afectando como humanidad a niveles impensados", aseveró Rodrigo Catalán, director de Conservación de WWF Chile.
"Enfrentar la crisis plástica solo será posible con una acción global y urgente que frene los millones de toneladas de plástico que continuamos liberando en la naturaleza año a año. Requerimos medidas inmediatas a nivel gubernamental, empresarial y de consumidores, así como un tratado global para abordar la contaminación plástica", agregó.
Catalán especifica que "se estima que las emisiones totales de CO2 del ciclo de vida del plástico aumentarán en un 50%, mientras que el aumento de CO2 proveniente de la incineración del plástico se triplicará para el año 2030, debido a decisiones erradas en la gestión de residuos".
Mientras que Diego Reyes, director de la Escuela de Ingeniería Ambiental de la Universidad Austral de Chile (UACh) sede Puerto Montt, especifica que si bien "el principal problema que generan los residuos plásticos son el tiempo de biodegradación que éstos poseen, por lo que se acumulan en las zonas que son dispuestas, deteriorando tanto el valor paisajístico del entorno como afectando a la biota que habita en dichos lugares", se debe también considerar que "generalmente los contenedores de plástico poseen distintos componentes y aditivos que no hacen más que aumentar el problema", algunos de éstos son los estabilizantes. retardantes de llama y los antibacteriales.
El profesional agregó que lo antes descrito es muy importante para el plástico destinado a usos alimenticios. "Existen más de tres mil sustancias químicas diferentes asociadas a los plásticos y más de 60 caracterizadas como sustancias de alto riesgo para la salud, siendo algunas de ellas persistentes, bioacumulables y tóxicas".
Científicos de la basura
Los peces, mamíferos, aves y tortugas marinas mueren por la ingesta de basura. Generalmente esto ocurre con basura plástica, que los animales confunden con su comida, la ingieren y esta les obstaculiza las vías digestiva y respiratoria.
Adicionalmente, la basura presente en sus estómagos crea en los animales una falsa sensación de saciedad, lo que hace que finalmente mueran de inanición.
Al respecto Martin Thiel, director de Científicos de la Basura y facultativo de la Universidad Católica del Norte, explica que la "prohibición total de plásticos de un solo uso" es la alternativa para frenar la contaminación por plásticos.
Puntualiza que "la ley de bolsas plásticas es un primer paso, pero ahora falta otras cosas como bombillas, platos, vasos, botellas, etcétera".
El profesional puntualizó que también la "producción limpia y uso de productos reutilizables, junto a la educación, legislación y fiscalización", son las herramientas para erradicar el plástico como un agente contaminante.