Tarde de blues

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Talento, dedicación y pasión. No importó cuánto fuera el público presente, sino el amor por la música. Armado solamente de su guitarra, una armónica y sus parlantes, este artista callejero deslumbraba ayer en la plaza de Puerto Montt con sus tonadas del más clásico blues, transformando el centro local en un pedacito de New Orleans.