Calidad de vida urbana
A raíz de la crisis social que experimentamos, se hace necesario realizar una reflexión en torno a cómo el territorio y particularmente la ciudad, actúan como promotores del desarrollo en el más amplio sentido. En nuestro caso, la forma en que los distintos actores -públicos y privados- han dado forma a la ciudad, da cuenta de una marcada segregación socioespacial que tiene como expresión material en el territorio amplios sectores de vivienda precaria dotados de escasos equipamientos y servicios, distantes a los centros donde se concentran las oportunidades. Estas condicionantes repercuten en una gran cantidad de viajes hacia las zonas que se encuentran mejor dotadas y que, en consecuencia, concentran los empleos.
Integrar la ciudad implica elevar los estándares de vivienda, diversificar las formas de movilidad, promover una mixtura de usos de suelo que incluya dotación de equipamientos y servicios de calidad en cada barrio, reduciendo así la necesidad de grandes desplazamientos y promoviendo la caminabilidad en los distintos sectores; así como elevar los estándares de las áreas verdes públicas que acerquen las posibilidades de ocio y esparcimiento. La caminata, como primer modo de desplazamiento inherente a lo humano, sumado a los lugares a lo que es posible acceder de esta forma, constituyen un atributo fundamental de calidad urbana.
En este sentido podemos preguntarnos asuntos como ¿se experimenta de igual manera el desplazamiento por una calle teniendo 7, 20 o 60 años?, ¿se perciben de igual manera los espacios para el género femenino o masculino en distintas temporalidades del día?, ¿cuáles son las prioridades de transformación de un determinado lugar para sus distintos habitantes potenciales: trátese de personas adultas, tercera edad, niños y niñas? Estas preguntas y más, forman parte de la aplicación de un enfoque de género que contemple la variable etaria de sus habitantes al servicio del diseño urbano; de tal forma de incidir positivamente en la cotidianidad de las personas, elevando los estándares de calidad de vida para una ciudad más integradora e integrada.
Por otra parte, poner el foco en la ciudad y el bienestar social, implica resignificar todos aquellos ámbitos de lo público, como el espacio en que pares improbables pueden encontrarse creando nuevas oportunidades, permitiéndonos interactuar con "la diferencia" y construir patrones democráticos de convivencia social. Esto se ha expresado de forma espontánea en el espacio público como una necesidad transversal de reconectar, conversar, conocernos y plantear un proyecto común hacia nuevas formas de convivencia más humanas y menos mercantilizadas.
La ciudadanía, como sustento base a la toma de decisiones, constituye un potente agente de cambio y transformación en la conformación del tejido urbano; dejando de ser éste únicamente un asunto de especialistas. Cada quien ha experimentado la sensación de bienestar o malestar que la ciudad le provoca. Por tanto, la calidad de vida urbana y el bienestar social aparejado, no conforman ideas abstractas, sino una experiencia plasmada en el cuerpo de quienes habitamos la ciudad, configurando nuestra satisfacción con el entorno y la vida urbana en general. De aquí que, lo que se espera de la administración del territorio, sea velar por el equitativo acceso a bienes públicos que permita a las personas la realización de ideales de trascendencia más allá de la mera supervivencia, como aspecto propio de la condición humana hacia una vida más plena.
KATTERINE RICARDI REYES. Arquitecta, Máster en Proyecto Avanzado de Arquitectura y Ciudad. Directora Social Design Studio.
Idoneidad de plebiscito
Sobre la iniciativa de la Municipalidad, de propiciar un plebiscito asociado a la intención de cambio de la Constitución, quisiera sugerir destinar los esfuerzos de nuestro Concejo Municipal a establecer una ordenanza, donde se determine que persona que sea sorprendida dañando, destruyendo o rayando, se le aplique una medida de sanción equivalente a horas de trabajo comunitario.
Que a esa persona se le establezca horas y días de trabajo de reparación al daño generado.
Eso es más eficiente y más agradecido por la ciudad que estar armando un plebiscito sobre la Constitución, cuando no hay certeza de que todos los que asistan conozcan en parte o totalidad la Constitución actual. Ejemplo de esto es que el artículo 1 de la constitución vigente, que establece que las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos, reconoce a la familia como núcleo fundamental de la sociedad… O el artículo 2 que plantea que los emblemas nacionales son la bandera, el escudo y el himno patrio.
Quizás el plebiscito tenga sustento y podamos redactar una Constitución acorde a los tiempos actuales, una vez que todos los que participemos de un plebiscito, así hayamos leído y comprendido la actual constitución vigente. El proceso de Asamblea Constituyente y nueva Constitución es un proceso largo en tiempo y costoso en dinero. Si se hace a la rápida, los efectos pueden ser nefastos.
Quizás temas como recuperar la paz y el saneamiento del daño de nuestra ciudad, se puedan ver en forma más rápida si establecemos 2 líneas de trabajo: Lo inmediato (recuperar la paz en nuestra ciudad y reparar nuestro entorno) y lo mediato (analizar cambios a la Constitución y mecanismos adecuados para ello).
Una nueva Constitución no reparará los daños causados.
LUIS ALBERTO DÍAZ GUAJARDO.
Cese al vandalismoA más de 20 días de entrar en una espiral recesiva de no mediar un cese inmediato del vandalismo, destrucción y saqueo en que nos vemos expuestos al miedo y a la inseguridad, causados por pocos inadaptados y anárquicos, por el bien de nuestra patria, Chile necesita redefinir su agenda de seguridad y hacer todo lo posible por devolverle a las personas la paz y la tranquilidad a las familias del país. La inmensa destrucción y el enorme impacto económico, nos hace un llamado imperante a redefinir las prioridades del gasto público en temas fundamentales para la ciudadanía. En esa dirección, es fundamental defender sin flaquezas la paz, la libertad y el derecho, tal como lo está haciendo el Gobierno. Esperemos que la agenda social y de seguridad ayuden a generar un clima constructivo, y no lleguemos a la destrucción de nuestra economía, ciudad y valores de civilidad, que nos han costado años construir y reformar en democracia.
JAIME GARRIDO D.