Renta básica universal
Octubre del 2019 marcó una etapa de inflexión en Chile a partir de las masivas marchas y protestas sociales por mejoras en la seguridad social y redistribución de la riqueza. El malestar de gran parte de la población que se manifiesta en las calles desde hace dos semanas adoptó el lema de exigencia de "un nuevo pacto social" para el país.
En el debate sobre los caminos posibles para pensar la transformación social que se exige como parte de un nuevo pacto, uno que se tome en serio las demandas de la gente, está la Renta Básica Universal (RBU). La RBU es una propuesta que garantiza a cada persona el pago regular de una suma de dinero de manera incondicional,es decir, sin necesidad de probar la falta de medios económicos y con independencia de un trabajo remunerado.
En varias partes del mundo, distintas propuestas de RBU han ganado atención en los últimos años, como el experimento finlandés, el referéndum suizo y, más recientemente, los debates de RBU en Corea, India, e incluso Estados Unidos. En cambio, esta discusión ha sido prácticamente ajena a la región latinoamericana, con la excepción brasileña de la Ley sobre Renta Básica de Ciudadanía y un experimento piloto que se iniciará en la ciudad de Maricá.
En Chile el debate sobre la RBU recién está comenzando. Y sin embargo, en el contexto de crisis actual puede jugar un rol fundamental para restaurar la confianza perdida de la gente en las instituciones democráticas mediante una mejora real en la situación de las y los más desfavorecidos. La RBU pretende garantizar un piso económico y social suficiente para que todas las personas recuperen la dignidad y un igual estatus político y social, que como resultado de años de políticas sociales regresivas se ha ido erosionando.
La particularidad de la RBU, que la distingue de otras políticas condicionales, es que el Estado se compromete activamente a satisfacer un piso mínimo sin condiciones, y al hacerlo, se compromete también a confiar en las personas restableciendo su respeto. Así, cualquiera sean los términos de un nuevo contrato social para Chile, éste tiene que restaurar el sentido de confianza de la ciudadanía en sus instituciones políticas y la RBU se presenta como la encarnación práctica de este ideal.
Leticia Morales, profesora de Derecho de la Universidad Austral, Puerto Montt
Congreso
Repican voz en cuello, como loros choroy, esos bulliciosas, que no escucharon a la gente. Al pueblo. Y que la "clase política está en deuda". Como si ellos no fueran parte del descalabro nacional.
Botones. El 22 de abril de 2018 miles y miles marcharon por Santiago y regiones bajo la consigna "No+AFP". Un poco antes, el 18 de abril de 2018, una multitudinaria marcha de estudiantes y profesores recorrió Chile, reclamando no al lucro, no a la corrupción (le costó el puesto al Ministro Varela).
Y hace poco, el 10 de octubre, 200 mil personas marcharon en Osorno contra la empresa privada ESSAL por no entregar un servicio vital durante ¡14 días!
¿No escucharon? ¿No vieron? ¿Dónde estaban los representantes de todos esos marchantes?
La verdad, de suyo, no han escuchado nada durante 20 años, porque han funcionado como un muro en favor de la elite, apernándose en puestos políticos "vitalicios" y millonarios a cargo del Estado. Y ahora desvergonzadamente se ponen del lado del pueblo, pensando que tienen soluciones.
Frente a la crisis violenta que vivimos debemos exigir su responsabilidad proponiendo una medida fuerte, de país: que Piñera disuelva el Congreso, llame a elecciones parlamentarias generales, sin reelección alguna, en un plazo de 6 meses, el 5 de abril de 2020, día de la Batalla de Maipú, decisiva para la independencia nacional.
Y luego, en un gesto de honor, adelante la presidencial para el 4 de Septiembre de 2020, fecha de la tradicional elección y con voto obligatorio.
GASPAR MILLAS
Constitución
Partidos de la Izquierda están pidiendo nueva Constitución. Para ello, ocultan la Constitución aprobada por Presidente Ricardo Lagos, dada a conocer al país el 17 de Septiembre del 2005 a las 11,17 A.M. en el Patio de los Naranjos. Invitados a esta importante ceremonia: Pdte. del Senado y de la Corte Suprema, Organizaciones Sociales y civiles, las FF. AA., credos religiosos y del mundo académico y cultural. Sus primeras palabras fueron: "Hoy, 17 de Septiembre del 2005 firmamos solemnemente la Constitución de Chile. Este es un día muy grande para el país. Tenemos razones para celebrar. Tenemos hoy por fin una Constitución democrática acorde con el espíritu de Chile, es nuestro mejor homenaje a la independencia, a las Glorias Patrias y a la fuerza de nuestro entendimiento nacional. Hoy nos reunimos ante una Constitución que nos abrirá el paso al siglo XXI. Hoy podemos decirle a los países del mundo: "Tenemos Constitución democrática". Esta Constitución dejará de llevar la Firma del General Pinochet". Las 58 reformas aprobadas por el Congreso Pleno el 16 de Agosto, por 150 votos a favor, 3 en contra y 1 abstención eliminan los últimos enclaves impuestos por el General Pinochet. Esto es un logro de todos los chilenos, de los gobiernos que hemos tenido, de sus legisladores, de los partidos de Gobierno y oposición, de los trabajadores y de los emprendedores, de la mujer chilena, de periodistas fieles a su ética de informar, de las instituciones civiles y armadas, de las fuerzas morales, religiosas, académicas y creativas, y de Chile entero". Así terminó su discurso el Presidente Lagos. Ahora nos salen con una "Nueva Constitución para eliminar la de Pinochet." Aquí se demuestra cómo el partido Comunista y Cia. tienen engañada a la juventud. Una Juventud que no le gusta informarse por los medios.
RODOLFO SALDIVIA