No dejó de llamar la atención y de incomodar también, el hecho de que Puerto Montt y Puerto Varas aparecieran en los últimos lugares de un reciente estudio del "Atlas de Bienestar Territorial, realizado por la Corporación Ciudades y donde se analizaron diez variables para definir qué ciudades del país tienen un mejor estándar en calidad de vida.
Sorprendió ese resultado, porque hasta ahora -sobre todo en el plano turístico- las señaladas urbes sureñas no dejaban de ocupar privilegiados lugares de avanzada en esas apreciaciones y en las preferencias de los viajeros. E, incluso, como lugar ideal para vivir, donde Puerto Varas, en años pasados, mantuvo un sugerente liderazgo.
Estas encuestas, en todo caso, sirven para mantenerse dentro del marco de la realidad, que apunta que Puerto Montt sigue adoleciendo de inveterados defectos de planificación urbana y conectividad, así como de carencias en su rodaje y funcionamiento, que impiden una mejor existencia. Adversa situación que -¡enhorabuena!- , por fin, ya está sentenciada a desaparecer. Como lo confirman obras ya resueltas concretar dentro de este año y los que vienen. Y que abarcan remodelación y modernización general del centro de Puerto Montt y el desarrollo y ornato de su borde costero, partiendo desde Angelmó mismo hasta la zona de Pichi Pelluco, que conectará con su alta terraza, donde se levantará el soñado Parque Metropolitano, junto al Museo de Monte Verde.
Son todos monumentales adelantos, que se complementan unos con otros. Y que, además de embellecer y hacer moderna a la capital regional, aportarán un importante nivel de comodidad y bienestar a sus habitantes y visitas.
De manera que la descrita es la respuesta que Puerto Montt tiene hoy -con especial personalidad y convicción de progreso-, a las señales que van revelando los estudios sobre la marcha de las ciudades como la nuestra. Hoy estamos bastante atrasados, pero mañana, en el mediano plazo, las cosas serán distintas y nos verán encumbrados en los sondeos.