Cuando me preguntan en qué consiste mi trabajo como periodista en turismo, explico que doy vida a rutas, storytellings y relatos. ¿Y qué es eso?, es la consulta siguiente. Y bueno, es el resultado de meses de trabajo investigando; sumergiéndote en la esencia de un territorio para diseñar una experiencia que es por lo que el viajero paga finalmente. Y en esto me quiero detener, porque el turismo es una opción muy atractiva para diversificar, es decir, para buscar dar con ella una oportunidad para que las caletas, las comunas, las comunidades indígenas, las regiones y los países, puedan complementar sus actividades clásicas con esta industria sin chimenea. Se generan expectativas en la comunidad de que habrá mayores ingresos, que la economía local se moverá, que llegarán turistas y que eso cambiará para bien por supuesto, la vida de todos quienes viven allí. Y esto es delicado, porque lo que se cree que se puede decir en lindo para que el turista llegue hasta donde estamos, es la punta del iceberg de un todo profundo que exige método, responsabilidad y tiempo.
Quiero ser enfática. Decir lo que ofrecemos con bonitas palabras no basta para hacer turismo de verdad. Aquí, la rigurosidad del relato se convierte en actor clave para levantar la información y redactarla, incluyendo las miradas histórica, sectorial y local. Luego, seguimos con el storytelling, que es la narración que conecta emocionalmente los atributos de la marca del destino, de la ruta turística, con el viajero que le interesa captar al destino.
Esto es lo que sienta las bases de una ruta memorable, que transmite algo más que una oferta de servicios y atractivos turísticos que son también importantes y parte del circuito, pero insuficientes si los pones en el discurso solos.
Nuestra zona tiene mucho que decir al respecto. Hay ejemplos buenos de rutas y otros que se han perdido, porque sus gestores se han concentrado en cómo se ve el lugar y en la logística, sin incluir el relato y la elocuencia del storytelling, que reflejan lo que el territorio es. Y eso el turista lo siente. Es una de las razones por las que no regresa y por la que su estadía no aumenta.
Dalma Díaz Pinto. Socia
ASEET Lagos y Volcanes.