Mejor no podíamos haber comenzado diciembre, el mes de la buena voluntad. La Teletón 2018 cumplía su meta, sobrepasando lo recolectado el año pasado, y se ponían en promisoria marcha las campañas para reunir regalitos navideños destinados a los niños desvalidos de la zona. Un mes de la solidaridad y el amor fraterno, por esencia.
Más tarde de lo acostumbrado, 2 de la mañana del día final del evento, pudo lograrse el objetivo de superar lo obtenido en la pasada cruzada: $32.851.438.341, trescientos millones de pesos más que en 2017.
En nuestra Provincia de Llanquihue, la satisfacción era emocionante. La recolección de ayuda había sido, en esta oportunidad, del orden del 13% superior a la registrada en la versión anterior, según lo que se informaba en la gerencia de la sucursal Puerto Montt del Banco de Chile.
Ese buen resultado se preveía, de acuerdo a las múltiples e ingeniosas iniciativas que se concretaron en Puerto Montt y comunas de la zona. Hubo recaudaciones pro Teletón, de distintos tamaños, por todos lados. El entusiasmo solidario fue admirable. Fiel reflejo de un alma grande y generosa. Todos quieren contribuir a la rehabilitación de los discapacitados, manteniendo en funcionamiento los catorce institutos que hay en el país, como el local que sirve a más de 2 mil pacientes y sus familias de nuestro sur.
Mientras tanto, también se echaban a andar las campañas de recolección de obsequios, para entregar en la venidera Nochebuena a los niños vulnerables, que apadrinarán personas de buen corazón en el evento de Correos y en el organizado por el profesor Fernando Núñez en el Mall Paseo del Mar en calle Urmeneta.
No son tareas comunes, estas campañas. Como no lo fue la de la Teletón. Junto con ayudar concretamente a una causa humanitaria, son oportunidades para cultivar nobles virtudes que engrandecen al ser humano. Y, sobre todo, para ratificar que UNIDOS se logra lo imposible, incluso los milagros.