Uno de los grandes motores de la descentralización que ha experimentado Chile en el último tiempo ha sido el impulso de la cultura y las artes a nivel regional. La instalación de diversos teatros y centros artísticos fuera de Santiago ha expandido la oferta cultural en el país, ampliando el acceso y aportando variedad. Solo a modo de ejemplo, en Fundación Teatro del Lago más de 145 mil personas han accedido a programas de formación artística, muchos de los cuales desarrollan habilidades en musica y danza, transformándose en un verdadero motor de innovación, desarrollo y creatividad en la comunidad.

El resultado de este impulso ha significado, por ejemplo, que nuevos talentos se desplieguen en diferentes expresiones artísticas. Durante julio, dos alumnas de nuestra Escuela de Danza, fueron seleccionadas para formar parte de los cursos de verano de dos de las escuelas de ballet más importantes del mundo: La Royal Ballet School y la Escuela de Ballet de la Ópera de París. Nuestros coros, que reúnen a coristas de toda la región de Los Lagos, en tanto, preparan la Cantata de los Oficios para interpretarla en un gran y masivo encuentro en Teatro del Lago. Y así, otras tantas expresiones culturales se han desplegado desde el corazón de las regiones, demostrando que hay interés, talento y una necesidad creciente de recibir un apoyo sólido que permita a estos artistas desplegar sus capacidades. Esta realidad es señal inequívoca de la necesidad de contar con un proyecto de ley que recoja esta diversidad y no discrimine, como sucede hoy con la discutida ley de Artes Escénicas. Los argumentos esbozados por el parlamento son diversos y, curiosamente, son estos mismos los que deberían impulsar una ley que integre a todas las artes escénicas en su diversidad y con sus características particulares. Pero hay un elemento adicional manifestado por los parlamentarios. Su negativa a favorecer a la élite con recursos públicos, responde equivocadamente a un sesgo sobre los eventuales asistentes a estos espectáculos. Es bueno recordar que los artistas que se desempeñan en estas expresiones culturales -al igual que en el resto de las contenidas en el actual texto- están lejos de ser considerados parte de la elite y son, más bien, genuinos representantes de la clase media que han optado por el camino profesional más difícil: desarrollar una carrera lejos del patrón convencional chileno. Tal como otras legislaciones se discuten poniendo el énfasis en los trabajadores y no en "la demanda", es imprescindible que en esta oportunidad se legisle sin discriminar inexcusablemente a un grupo de artistas.

Fernando Ortúzar,

director ejecutivo Fundación Teatro del Lago

El Club Viento y Marea ha marcado una clara pauta en la boga de Puerto Montt. Su participación con tres jóvenes de sus filas y seleccionados de Chile en el Mundial Junior en República Checa, deja al club con una enorme satisfacción del deber cumplido, logrando pasar a la final e incluso con un tercer lugar, superando a las grandes potencias de este deporte.

El Club Viento y Marea con sus jóvenes ha conquistado el máximo nivel del remo mundial; pero qué le damos nosotros a ellos que dejan el nombre de Puerto Montt en lo más alto. En el último tiempo los apoderados han debido recurrir a la realización de rifas para solventar los gastos de mantención del club y poder viajar y estar presente en las competencias regionales y nacionales.

Viento y Marea con 32 años de existencia, mantiene en sus filas a alrededor de 40 niñas, niños y jóvenes que están aprendiendo y practicando remo en un lugar cuyas condiciones no son las más adecuadas.

Cuenta con una ubicación privilegiada en el sector de Anahuac, donde lograron a través de la Municipalidad el anhelado comodato del terreno para la construcción de la casa del remo. El lugar actual necesita con urgencia o ser reparado o construido de nuevo, y por ello los dirigentes y socios están trabajando para conseguir los recursos para por lo menos reparar los baños.

Resulta increíble que un club con deportistas de nivel mundial, que se enfrentan a potencias de primer nivel, que tienen detrás todo un respaldo económico y de infraestructura, tengan que entrenar en la más deplorable condición.

A decir de los dirigentes del remo local, este año la Municipalidad decidió no entregar el subsidio que aportaba, recursos que eran elementales para cumplir con varias obligaciones. Esperamos que tanto las autoridades como la empresa privada -ligada a la actividad marítima- puedan comprometerse con este tipo de causas que tan bien le hacen a la juventud de la zona y de una vez por todas ayudar a la boga y a los 40 niños, niñas y jóvenes que quieren llegar lejos, así como lo hicieron en República Checa, Christina Hostetter, Pedro Canales y Brahim Alvayay del Club Viento y Marea de Puerto Montt.