Nadie puede quedar ajeno a un hecho tan aberrante como el que ocurrió con la pequeña Sophie. Su muerte conmovió a nuestra Región y al país, y remeció a una comunidad que no entiende cómo una persona es capaz de atacar de manera tan brutal a una niña, que además es su hija. Este caso dejó en evidencia que nos estamos convirtiendo en una sociedad éticamente responsable, que está atenta a lo que ocurre a su alrededor y que sanciona acciones dramáticas como ésta. Esta ética debe ser acogida por todos, sobre todo por los organismos públicos que deben estar doblemente atentos a situaciones de riesgo que puedan vivir los niños. En esto todavía tenemos mucho que avanzar. La muerte de Sophie abrió el debate sobre las sanciones que deben existir en nuestro Código Penal para delitos de este tipo, rondando fuertemente la idea de reponer la pena de muerte. Debo ser muy claro en señalar que no soy partidario de esto, pues no creo que la muerte sea la solución al sufrimiento de una familia. Sí creo que es fundamental aumentar las penas en los delitos graves que afectan a las personas. Junto a la Agrupación de Familiares de Víctimas de Delitos Violentos hemos trabajado en modificaciones al Código Penal, con el fin de que el castigo a los delincuentes sea mayor. Conseguimos que la pena en delitos como el homicidio calificado, aumentara en un grado, pero aún nos queda trabajo por realizar. Siempre he dicho que la atenuante de irreprochable conducta anterior no debería existir, ya que es obligación de cada ciudadano tener un buen comportamiento. Esto no debe ser "premiado" a la hora de enfrentar a la justicia, por eso es que presenté un proyecto de ley que apunta a esto, y que espero pueda ser discutido rápidamente en el Congreso. Será tarea de los próximos parlamentarios terminar el trabajo avanzado y dar un real castigo a quienes atenten contra las personas, y en especial contra de los niños, porque los bienes materiales no pueden ni deben tener más valor que la integridad de las personas. La muerte de Sophie nos dejó una lección llena de dolor, pero también de responsabilidad y atención, y es que la protección de los niños debe ser tarea diaria de todos.

Patricio Vallespín López.

Diputado de la República. Región de Los Lagos.

El acontecimiento cultural más importante del país y de gran resonancia internacional, -las Semanas Musicales de Frutillar-, que cumplieron también medio siglo de vida, acaban de finalizar con el más rotundo éxito y en medio del más reconocido aplauso de una masiva concurrencia, que llegó a sobre los 20 mil espectadores presentes.

El ya célebre encuentro de dos semanas ofreció espectáculos vespertinos y del mediodía, en el singular escenario que emerge desde las apacibles aguas del lago Llanquihue, además de conciertos de extensión en cuatro regiones de nuestro país. A los que el público respondió con apasionado interés y admiración por el extraordinario arte musical exhibido. Y donde actuaron las agrupaciones más relevantes nacionales: la Banda Sinfónica de la Fuerza Aérea de Chile, La Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago, La Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil de Chile, la Orquesta de Cámara de Chile y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Chile. Congregándose, en total, más de 700 músicos y coristas, que formaron parte del certamen, que una vez más elevó los espíritus por estos confines.

No cabe duda, que el talento creador y voluntad artífice de las Semanas Musicales de Frutillar -de la inolvidable Flora Inostroza- debió inspirar esta vez en su laboriosidad y capacidades a los organizadores de las bodas de oro del evento, liderados por su sucesora Harriet Eeles, hoy presidenta de la corporación. Flora no estuvo presente físicamente, pero estamos seguros que su recuerdo inflamó muchos corazones musicales y desde el más allá acarició con ternura entre las melodías a su gente, a sus colaboradores, a los frutillarinos, a su público. A todos quienes tanto quiso y siempre agradeció.

La Región de Los Lagos, todo Chile, deben estar orgullosos de los 50 años tan brillantemente cumplidos por las Semanas Musicales de Frutillar. Que, así, se consolidan como el más potente bastión cultural del país. Y que desde el lago se proyecta al mundo en alas musicales y que el mundo espera y disfruta desde hace medio siglo.