Consultorio Angelmó
Antes de hacer esta carta en comento, me permito saludarlo y felicitarlo por tan buena dirección de su diario. Hace un año, caí en estado de coma (39 días). Por influencia A (H1N1) y pulmonía en el Hospital Base de Puerto Montt. Todo fue un infierno, ya que después de salir del coma, sólo me habían dado un 2% de vida. Durante un año nunca me hicieron un programa para quimioterapia. Prácticamente, después me dejaron botado sin poder caminar y en estado vegetal, buscamos con mi familia todas las diligencias posibles para que me ayuden a caminar, pero todo fue en vano.
Pero no quisiera seguir hablando de aquel infierno. Esta carta tiene como objetivo agradecer a Dios y al Consultorio Angelmo de Puerto Montt, por recibirme con mucho cariño. Quiero agradecer a las terapeutas, mi kinesióloga, el equipo de fonoaudiólogos, que han demostrado una gran preocupación. Y como dijo el Papa Francisco, mucho cariño-terapia.
Entendí que todavía hay gente que está dispuesta, con muy pocos recursos, de ayudarme hablar y a caminar.
Que Dios los cuide y les dé amor, por hacer conmigo el volver a tener fe y esperanzas, ya que todo lo podré lograr en un futuro no muy lejano.
Sin más que agregar, le doy las gracias, señor Director, por recibir esta humilde carta, que sólo tiene por objetivo agradecer a todos los funcionarios del Consultorio Angelmo de Puerto Montt y a ustedes como Diario de nuestra región.
FREDY IVÁN VERA PAREDES.
Ni un palo de fósforo...
Creo que la gran mayoría de la población se ha quedado con un palmo de narices, al enterarse de la entrada en vigencia de la Ley del Saco que no permite que personas puedan cargar bultos de un peso superior a 25 kilos, con el fin de proteger la salud de quienes, por razón de su trabajo, deban movilizar diferentes tipo de carga. Desconozco quién o quiénes propiciaron esta ley, ya que nadie supo de su discusión y promulgación. Aunque se diga que existen estándares internacionales que lo apoyan, como dice doña Daniela Zavando Cerda en carta aparecida en su diario con fecha 22 del presente, se me hace difícil creer que hayan sido los propios industriales panaderos los más interesados en su promulgación.
Por otra parte, me parece que cada país tiene sus propios sistemas y costumbres, que se arrastran por largos años y que no debieran cambiarse por disposición de unos parlamentarios, que, muy bien sentados en sus sitios en el parlamento, y sin haber levantado un palo de fósforo, determinan lo que, según ellos, es beneficioso para el pueblo. Por último, creo que las leyes deben hacerse con visión de la realidad que vive el país y también a la cantidad de personas que se verán afectadas.
ALDO FORNO BAS.
Lectura de diarios
Quienes ya alcanzamos la cuarta edad manteniendo durante nuestra larga trayectoria la lectura de libros y la diaria de respetables periódicos chilenos, constatamos, no con espanto sino con resignación, la disminución de la visión normal en la lectura de sus páginas como producto del desgaste natural de la vista, obligándonos al uso de anteojos.
Este comentario precedente se refiere a la inevitable trayectoria personal del lector de diarios, pero la principal intención de esta carta es comentar la evolución negativa de la prensa escrita en la modernización de sus formatos y del tamaño de letras empleado, muchas de las cuales en impresiones debilitadas - poca tinta - y lo peor y al grano es vulnerar el espacio básico entre cada palabra - correspondiente a lo que ocupa cada letra o signo - agrupándolas o juntando las palabras y dificultando dramáticamente la lectura. Esto último estimo que es un vulgar abuso de determinadas empresas hacia sus favorecedores, en provecho para conseguir ahorro en espacios. Lo que no se entiende, porque por lo general los diarios chicos desperdician muchos espacios laterales en blanco. Esta mala costumbre de ciertos diarios de no respetar el espacio mínimo entre cada palabra, debería ser penalizada al igual que los vicios de algunos comerciantes con sus compradores. Los sistemas computacionales han evolucionado, como Word, al permitir la distribución de las palabras, separándolas sin disminuir su distancia, evitando juntarlas, como lo comentado.
DAVID BENAVENTE C.
Karen y su poquita fe
Que "poquita fe" le debe tener Karen Doggenweiler a su marido MEO, de que llegue a La Moneda en 2018, toda vez que pidió sólo 3 meses sin sueldo a su empleador TVN, para acompañarlo en la campaña. Claramente, es una mala señal para los simpatizantes de MEO. Ella debió jugársela a concho, creyéndose que sería la próxima primera dama; sin embargo, eligió mantener su trabajo televisivo. A buen entendedor, pocas palabras.
LUIS E. SOLER MILLA.