Ayer terminó de testificar el ex jefe de la Brigada de Homicidios de la PDI de Osorno, quien estuvo en el estrado durante tres días, explicando los alcances de la indagatoria llevada adelante desde enero de 2012 y que permitió reunir pruebas suficientes para llevar el caso a juicio oral, junto a los imputados Jaime Anguita y José Pérez, ambos en prisión preventiva desde el 8 de diciembre de 2015.

En el contrainterrogatorio del defensor de Anguita, el abogado Jorge Ponce consultó respecto a situaciones que están en la carpeta de investigación, pero que no se habían dado a conocer.

Una de ellas dice relación que hasta mayo de 2010, José Pérez tenía domicilio en el sector de Cascadas, donde una vecina lo recuerda con el pelo largo y un moño. "¿Tenía una calvicie, pero usaba un moño?", preguntó Ponce, respondiendo el oficial que era efectivo.

Otro aspecto que también fue confirmado por el detective, está relacionado con la utilización que le habría dado el carpintero a los dos millones de pesos, que supuestamente le pagó Anguita para matar a Viviana Haeger.

"No se pudo acreditar ninguna de las especies que dijo que había comprado", consultó Ponce, lo que fue ratificado por el PDI.

"José Pérez dijo que con esa plata le compró una lavadora nueva a su hija, pero la lavadora llegó con Pérez y no era nueva", observó el abogado, y nuevamente el funcionario de la PDI lo ratificó.

Quien también entregó declaración en la décima jornada de juicio oral, fue un perito fotógrafo del Lacrim de la PDI y el comisario que le tomó declaración a Jaime Anguita un día después del hallazgo del cadáver de la contadora.

El testimonio fue entregado el 11 de agosto de 2010.

El fiscal Daniel Alvarado preguntó al oficial por lo señalado por el ingeniero el día del hallazgo del cuerpo.

Éste dijo que había algo llamativo, que para ingresar a la mansarda fue a buscar una linterna al primer piso, en circunstancias que en el segundo nivel del domicilio de los Anguita Haeger había cuatro linternas, tres en el dormitorio del matrimonio y una en la pieza de una de las hijas.

El juicio sigue el lunes, a contar de las 8.30 horas.

Marcelo Galindo Gallardo

Mónica Haeger, hermana de Viviana, esperó al doctor José Belletti a la salida del Tribunal Oral en lo Penal (TOP). Quería decirle a la cara que su hermana menor no se suicidó. Ello, después de la declaración del patólogo forense, durante la décima jornada de juicio oral.

"Mi hermana no se mató, dijo Mónica a José Belletti, después que el ex asesor de la Brigada de Homicidios de la PDI testificara por una hora y media su participación como perito en la investigación inicial del caso, ratificando ayer en el tribunal que en el deceso de la puertovarina no hubo intervención de terceras personas.

A la salida del Tribunal Oral en lo Penal, señaló que el año pasado se jubiló de la Policía de Investigaciones, y que este juicio -el del caso Haeger- fue el último en su carrera, después de asesorar por más de 30 años a la Brigada de Homicidios de la PDI.

Conservación

En su declaración, el forense dijo que llegó a la parcela 16 del Parque Stocker el 10 de agosto de 2010, en la noche.

Vio el cadáver en la buhardilla, ingresó al lugar y le pareció que era complejo.

Se sacó el cuerpo, y para ello se rompió un tabique, "se examinó la presencia de vómito. No hay un proceso de descomposición, lo que ocurrió fue un proceso de conservación con varias partes de momificación", dijo al referirse al estado del cadáver de la contadora. Para Belletti, no se encontraron lesiones evidentes, "y en la autopsia no hubo signos que den cuenta de la intervención de terceros. Sólo se encontraron signos del tipo asfíctico", anotó el profesional.

Respecto a la exhumación practicada en el 2012, el patólogo la calificó como 'irrelevante', porque el tiempo "conspira" contra el éxito de estos casos. "Al no encontrar intervención de terceros y o signos de enfermedad, detecté elementos sobre indicadores de un suicidio, y hoy después de siete años hay personas que plantean otras posiciones, y puede ser", comentó.

José Belletti confirmó dos equimosis (hematomas) descubiertas en el cuerpo de la contadora, a la altura del codo derecho y en la cabeza, y los calificó como "pequeños".

En cuanto a los surcos en las muñecas, que se ha indicado en informes que eran por amarras, el forense dijo que trató de establecer la relación con algún elemento; pero explicó que todos los fenómenos se aceleraron cuando se sacó el cuerpo (de la mansarda).

"Los surcos se hicieron más fuertes y ocurrió por la deshidratación rápida. Ello fue materia de estudio y lo primero que se vino a la cabeza, es que estuvo amarrada, pero era post mortem y la marca tenía un dibujo, que era de la prenda de vestir. Cuando llegamos a la autopsia, hicieron la prueba con la prenda de vestir y eran comparables", aseveró.

Se trata de la polera café, que se extravió después de la exhumación del cuerpo y la segunda autopsia realizada en Santiago.

José Belletti dijo que durante su experiencia profesional vio muchos cadáveres en entretechos, en zonas similares a la que fue hallada Viviana Haeger, y que estar en el sitio del suceso es fundamental a la hora de investigar la muerte de una persona.

"Una cosa es estar al lado del enfermo y la otra es leer la ficha. Hicimos el procedimiento responsablemente y fue bien hecho", recalcó el patólogo y forense.