No más ratas en nuestras escuelas
Es imperioso un trabajo de erradicación definitiva de esta lacra, coordinando una acción a fondo de entidades vinculadas.
Así como se hacen grandes esfuerzos, buscando las más apropiadas fórmulas para potenciar la calidad de la educación chilena, conviene también que los establecimientos donde se imparte la enseñanza al estudiantado, se encuentren adecuada y dignamente implementados para esa delicada e influyente tarea. Y no ocurra, como acontece con algunas escuelas de Puerto Montt, en que suelen enfrentarse los rigurosos, largos y gélidos inviernos sureños con deficiencias de calefacción, con alumnos y profesores entumecidos, y hasta con la presencia de ratones que afectan seriamente la higiene que debe prevalecer en las aulas educacionales.
Sobre este último tema -ya reporteado por El Llanquihue- que connota la existencia de una plaga de ratas que también afecta a las escuelas, es fundamental que se incrementen y mantengan los operativos de desratización del Daem en catorce planteles municipales. Lo que significa la suspensión de tres días de clases en cada uno, para concretar prolijos procesos de eliminación de este fenómeno, que esta vez ha alertado más a la población debido a los casos de Hantavirus registrados en los sectores rurales por la acción del ratón colilargo. El más reciente establecimiento desratizado es la Escuela Padre Hurtado en Mirasol, donde a la amenaza de los repelentes roedores se unen carencias calefactoras.
Frente a la gravedad de esta anómala situación, que pone en riesgo la salud de la niñez escolar y que rebaja el trato digno que amerita esta generación del futuro del país, es imperioso procurar la erradicación definitiva de las plagas de ratones en nuestros planteles educacionales. Comenzando por detectar las causas que provocan esta lacra y luego echar mano al antídoto pertinente. Esto significa, imperiosamente, un trabajo mancomunado y lo más eficientemente coordinado de los sectores de Educación y Salud, como de otros entes afines y gubernamentales, porque el empeño municipal en solitario no basta para resolver una problemática de tanta complejidad y de tan nocivos alcances.