41 sacerdotes prometieron ante cientos de fieles seguir leales a ministerios de Cristo
CATÓLICOS. La Bendición de todos los óleos, junto con la celebración del Día del Sacerdote, fueron rituales emotivos para quienes llegaron a la Catedral puertomontina para participar con el clero de la celebración de la Misa Crismal.
Más de 40 sacerdotes reiteraron su promesa de seguir siendo fieles administradores de los ministerios de Dios, ante el arzobispo de Puerto Montt, monseñor Cristián Caro, y un templo lleno de fieles.
Así comenzó en la tarde de ayer unos de los programas con más rituales de la Semana Santa. La misa fue presidida por monseñor Caro, quien partió recordando el sentido del encuentro en homenaje al autor de la redención de todos los cristianos y centro de vida de fe, en especial por estos días en que la preparación introduce a la gente al Triduo Santo de la pasión, muerte y resurrección del Señor.
Después de los salmos y el recordatorio de la celebración de la Misa Crismal, se destacó la misión que cumplen los sacerdotes dentro de las comunidades parroquiales, lo que parte con la conmemoración que hizo Jesús en Jueves Santo, la primera Eucaristía, en la cual Cristo comunicó su sacerdocio a los apóstoles.
Es por ello la Iglesia instituyó el Día del Sacerdote en jueves Santo, pero se adelanta a la Misa Crismal, que tiene como momento emotivo la renovación de la promesa.
Preguntó monseñor Caro a todos los sacerdotes si querían renovar sus promesas sacerdotales. Un sí rotundo se escuchó de nave a nave en la Iglesia Catedral, por parte de todos los curas.
La promesa de los sacerdotes incluye la renovación para la celebración de la Eucaristía, otras acciones litúrgicas, y el cumplimiento fiel al sagrado deber de enseñar, siguiendo a Cristo desprendidos de las ambiciones materiales y motivados por el amor a las almas, estimó monseñor Caro.
Promesa y bendición
Los sacerdotes, como signo visible de la renovación de sus promesas sacerdotales, se acercaron ante el altar para besar las Sagradas Escrituras y la estola, quedando sellado su compromiso con Dios y el pueblo cristiano por un año más.
Otro de los signos de mucho sobrecogimiento es la bendición de los santos óleos y la consagración del sagrado crisma.
Algunos diáconos fueron los encargados de trasladar desde la parte trasera de la nave principal hasta el altar, las ánforas con los aceites para bendecir los óleos de los enfermos, de los catecúmenos, que serán utilizados en el bautizo de los catecúmenos adultos que se convierten para seguir a Jesús en la Iglesia Católica; y el santo crisma para bautizados y confirmados.
Ya instalados en el altar, el arzobispo entregó la consagración, momento en que esparció sobre los óleos perfume y esencia. Estos son los que se usará en todos los actos católicos del año, luego que monseñor los bendijo y los consagró.
En la presentación de dones, se entregó la imagen del Papa Juan Pablo II, de quien recién el martes pasado se conmemoró los 30 años de su visita a Puerto Montt.
A la hora de las ofrendas, se invitó a las familias de los seminaristas a acercarse al altar, donde recibieron el agradecimiento y la bendición por entregar a sus hijos a las vocaciones sacerdotales.
Hoy, Jueves Santo, la Semana Santa sigue con el lavatorio de pies que habrá en todos los templos. En la Iglesia Catedral tendrá lugar a las 19 horas.