Identidad e insalubridad
De la falta de identidad como origen de la insalubridad.
La insalubridad y el deterioro que se observan en las calles de nuestra ciudad, no obedecen simplemente a una falta de recursos.
Por cierto que sería deseable que el presupuesto de cada nueva obra incorporara su mantención por un periodo determinado, que las autoridades fuesen más diligentes en fiscalizar y los particulares más conscientes con su entorno; sin embargo, el problema radica en la falta de identidad de los habitantes de Puerto Montt, que, mayoritariamente, no tienen ningún conocimiento de la historia de su ciudad y, por ello, difícilmente han llegado a quererla.
Mientras algunos oportunistas se aprovechan de esta ignorancia para propagar una historia a su medida, por ejemplo, incorporando simbología mapuche donde nunca las hubo, se aprecia como las nuevas generaciones no saben quiénes fueron los fundadores de Puerto Montt y sus personajes destacados, muchos de los cuales ni siquiera nos dejaron hace tanto.
Así es como no nos debe extrañar que algunos imberbes rayen esvásticas en los monumentos conmemorativos de la inmigración alemana, anacronismo que no resiste mayor análisis, o que se acepte sin más el cambio de nombre de Avenida Petorca, ciudad natal del presidente Manuel Montt.
Así como los establecimientos educacionales se dedican a enseñar la historia nacional y universal, y a destacar algunas tradiciones patrias el mes de septiembre, sería importante que destinaran algunas horas de clase o fechas conmemorativas para instruir a sus alumnos sobre la historia local, con la profundidad necesaria.
Todo esto por respeto a nuestros antepasados y, sobre todo, para que los nuevos puertomontinos caminen orgullosa y conscientemente por su ciudad, queriéndola como propia y cuidándola como tal.
Vuestro diario y unos cuantos académicos hacen un permanente y encomiable esfuerzo en rescatar y destacar la historia de Puerto Montt.
Quizás sea el tiempo de sistematizarla en forma clara y amena, y ponerla al alcance de los escolares y el público general, para lo cual nosotros comprometemos nuestra colaboración desde ya.
RENÉ FUCHSLOCHER RADDATZ. Presidente del Club Alemán de Puerto Montt.
Lamento boliviano
Respecto a la presentación del libro histórico respecto a "La Batalla de Canchas Blancas" hasta ahora no existe ninguna prueba que acredite el relato boliviano sobre el señalado hecho, entre el Ejercito Boliviano contra el Ejército chileno con victoria para los Bolivianos.
Dada la importancia de la acción y la cantidad de bajas que narran fuentes secundarias del altiplano, es curioso que no sea conocida en fuentes chilenas o extranjeras y que no se haya hecho un sumario en consejo de guerra a algún jefe militar chileno, por lo que Canchas Blancas no deja de ser un mito.
La historiografía boliviana comienza a señalar la batalla en la década de 1960 existiendo producción al respecto.
Del parte original no existe acceso y se duda de su procedencia (¿montaje?).
Sumada al libro enunciado el ministerio de propaganda boliviano también presentara un libro sobre "memorias" de un veterano boliviano en la batalla de Tacna, ¿intento de emular a "Veterano de tres Guerras" de Guillermo Parvex?
Esto nos hace recordar a Ludwing Von Mises en "Teoría e historia" cuando señala "el uso de la historia es una extensión de la política".
ERNESTO MEDALLA MESA. Historiador Militar.
Castigo a falta intencional
A nuestro país le fue mal en Argentina, no por su juego sino por la costumbre arraigada en el fútbol internacional de permitir la agresión: leve como falta ídem, y grave con fatal penal, como en nuestro caso, lamentablemente.
A sabiendas de lo estéril del siguiente comentario, lo presento igual para dejar testimonio, como antiguo deportista y pionero de varios y nobles deportes penquistas (gimnasia, atletismo, rugby y boga), de una opinión muy personal sobre el correcto comportamiento que debe predominar - no sólo en todo deporte sino en la vida en general - a propósito de la tolerancia invasiva en el fútbol, al calificar las faltas intencionales.
El día que toda falta intencional sea castigada idealmente como corresponda: drásticamente con expulsión o penal, la calidad del fútbol subirá de categoría e interés de inmediato.
Y si no se posterga su corrección, este noble deporte se transformará simplemente en pichangas ordinarias en decadencia.
Perder un buen juego por una torpeza voluntaria es inaceptable.
DAVID BENAVENTE CRISOSTO.