En notas anteriores, hemos dado cuenta de la pérdida de rentabilidad en los principales rubros agropecuarios de la zona, llámese carne, leche, papas, entre otros. En dichas oportunidades hemos señalado insistentemente que uno de los principales factores incidentes en esta rentabilidad, es el precio que se paga al agricultor, que, en muchos casos, no alcanza a cubrir los costos operacionales, observando, además, una situación que nos parece indignante, ya que los precios pagados por el consumidor están muy lejos de lo que recibe el productor por sus productos.
Lo mencionado anteriormente es muy fácil de constatar; sólo basta hacer el ejercicio de concurrir al supermercado y ver los precios de estos productos hacia el consumidor. Al día de hoy, para el caso de la papa, al productor se le está cancelando en precio 4 mil quinientos pesos por saco de 50 kilos; es decir, le está pagando 90 pesos por kilo, en tanto el público en general paga entre mil 99 pesos a mil ciento 39 pesos por kilo.
Con esta imagen se da a entender la molestia del agricultor, que siempre está reclamando un valor justo por su esfuerzo, trabajo y dedicación para producir los alimentos que nuestra población requiere; no es grato para nadie, excepto el intermediario (Retail), que exista esta enorme diferencia entre lo que se paga al agricultor con lo que paga el consumidor final.
Otro ejemplo claro de esta situación, es el valor de la leche, cuyo promedio de pago al productor es de 180 pesos por litro, y a nivel de supermercados su precio alcanza el promedio de 875 pesos por litro. Entonces, nos preguntamos, quién es el responsable de este diferencial. Con esto podrán entender por qué el sector reclama por un precio más equitativo y exige mayor transparencia del mercado, ya que no es posible que sectores como la industria y el retail se vean favorecidos en sus márgenes de ganancia, en tanto que el que toma el riesgo y hace el esfuerzo de producir, vea tan disminuido sus ingresos, y que, además, para financiar sus costos productivos, deba adquirir compromisos bancarios, peligrando así su patrimonio, para poder continuar con su trabajo.
Eduardo Schwerter.
Presidente Agrollanquihue A.G.