Denuncia ciudadana
De un tiempo a la fecha hemos leído y escuchado en reiteradas ocasiones al señor Steve Anderson hablar de los derechos de las personas, del medio ambiente, de la ecología, en fin, hemos escuchado un discurso populista con el que oculta su real interés personal detrás de todo lo que vive el sector de Panitao Bajo y sus alrededores.
Pero mi misiva no es para ahondar en este tema, es para emplazar a las a las autoridades, tales como Inspección del Trabajo y Extranjería.
Cómo puede ser que un ciudadano extranjero pueda traer jóvenes de otros países que dicen ser voluntarios a trabajar en su propiedad particular. Esto es de público conocimiento por todos los vecinos del sector de Panitao Bajo. Me pregunto yo ¿cómo ingresa esta gente? seguramente con visa de turistas lo que legalmente les impide trabajar.
Sabemos que las ONG reclutan voluntarios para fines específicos y estos ingresan debidamente acreditados a nuestro país, en este caso debemos tomar en cuenta que si bien es cierto no son remunerados, de acuerdo a lo expuesto por uno de estos jóvenes lo hacen a cambio de comida y estadía en ese recinto, pero no debemos ignorar que con esto se produce un usufructo personal para el propietario, lo que convierte un acto de buena voluntad de parte de estos jóvenes en un negocio lucrativo para este señor.
Es importante señalar también que estos jóvenes trabajan expuestos a un sin número de accidentes, esto, ya que no cuentan con medida alguna de protección, tales como overol, zapatos de seguridad, cascos , guantes, en fin, todo lo que se nos exige a quienes
proporcionamos puestos de trabajos, allí se omite.
Me pregunto yo si este señor que pregona incansablemente por los derechos de las personas, sabrá que en su sector hay gente que necesita trabajo. Obviamente esto a él no le interesa ya que de contratarlos debería pagarles un sueldo, y lógicamente con estos jóvenes todo le cuesta muy barato, por no decir gratis.
ADRIÁN RIVERA MARTÍNEZ.
Democracia Analfabeta
Así piensa de nuestro país el Profesor Franco Lotito, investigador y académico UACH (Austral Osorno, enero 15, p.8) en relación a la situación de una especie de analfabetismo funcional por la que atravesamos hace ya un tiempo. Un 62% de jóvenes egresados de la Educación Superior, según la OCDE, carecen de competencias para la lectura comprensiva, coherente con A. Tofler y sus ideas del analfabetismo del siglo XXI, en cuanto a que no basta con saber leer y escribir, sino aprender, desaprender y re-aprender. Agrega, la falta de comprensión de textos simples así como la extracción de ideas fundamentales de los mismos.
El autor de esta columna plantea también las consecuencias a futuro de esta situación hacia futuros gobiernos en cuanto a las proyecciones políticas de niños y jóvenes así formados que les cuesta integrar, comparar e inferir a partir de lo que se lee. Yo agregaría los efectos de ello en la toma de decisiones hacia políticas de desarrollo en la formación profesional en campos como la educación, la medicina, las ingenierías, etc. No es difícil imaginarlo.
Agrega además la escasa comprensión de cuestiones básicas de la gramática española y del significado de las palabras de esta población que cada año egresa de los distintos niveles de nuestro sistema educativo. Uno echa de menos que las habilidades psicolingüísticas superiores, que el autor de esta columna muy bien presenta, no mejoren a pesar de tantos anuncios desde esferas gubernamentales que reiteradamente lo exponen en distintos medios y eventos. Aun así se escuchan o leen los ´cantos de sirenas' de instituciones de educación superior que pretender ser un país bilingüe Castellano-Inglés-Castellano. ¡Gracias Prof. Lotito por su reflexión!
OMER SILVA VILLENA.
El Estado y Donald Trump
Donald Trump asume la presidencia de los Estados Unidos y pareciera que al mundo se le cae el velo del poder. De pronto todos se dan cuenta que lo que caracteriza, no solo a Estados Unidos, sino a todo Estado, es el controlar el monopolio de las violencia legitimada precisamente por dicho velo enceguecedor. Violencia que Trump ya ha anunciado usará contra inmigrantes, empresarios, musulmanes y quizá cuantos más, pero que en el fondo nada innova en el ejercicio opresivo de esta, más que el ser más pomposo y explícito.
El Estado norteamericano ya ha usado su violencia antes para esclavizar durante más de 100 años a personas solo por tener un color de piel distinto, tal como el Estado Alemán aniquiló a millones solo por ser judíos; el Estado norteamericano también lanzó bombas de destrucción masiva, tal como los Estados de Inglaterra, Francia, Japón, Israel y muchos otros más; el Estado norteamericano encarceló a personas que amaban a otros de su mismo sexo y a quienes consumieron una sustancia prohibida por el mismo, tal como el Estado chileno, y muchos otros, que aún penaliza las relaciones sexuales homosexuales, y que decir de los miles de consumidores de drogas presos junto a los peores rufianes, homicidas y violadores.
El Estado sin límites producirá déspotas sin límites. Tengamos muy presente esta idea. No es Donald Trump ni los Estados Unidos el problema, sino el denominador común de la violencia opresiva: El Estado sin limites ¿o lo es el Estado en si mismo?
JUAN PABLO CANEO