Nuevamente el control de armas es tema en Estados Unidos luego de que al menos 50 personas murieran y otras 53 resultaran heridas, en el que ha sido calificado como el peor tiroteo en la historia de Estados Unidos. La matanza se produjo la madrugada de ayer en un club nocturno gay en Orlando, en el estado de Florida.
La Policía identificó al atacante como Omar Mateen, un ciudadano estadounidense de 29 años nacido en Nueva York de padres afganos, que había sido investigado antes por el FBI, pero no estaba en la lista terrorista del Gobierno.
El joven, armado con un rifle de asalto AR-15 y una pistola de mano, disparó a los presentes en el club Pulse, a las 3.00 de la madrugada de Chile.
El atacante mantuvo rehenes en el lugar por tres horas, hasta que las fuerzas especiales SWAT ingresaron con explosivos, abatiendo a Mateen. Unos 30 rehenes fueron liberados.
Aunque hasta ayer la policía no había entregado detalles de las víctimas del atentado, sí señalaron que era posible que hubiera un alto número de ciudadanos latinoamericanos, porque la noche del ataque en el club se llevaba a cabo una fiesta llamada "Latin Night. Reggaeton, Bachata, Merengue, Salsa".
En el lugar, que estaba lleno, se encontraban al menos 300 personas y según detallaron varios medios, los disparos comenzaron cuando faltaba poco para el cierre, mientras aún había gente bailando.
"Al principio pensé que era música. Luego vi que las personas se tiraron al suelo y yo también", relató Christopher Hansen a CNN, que estaba en el lugar y escuchó al menos 40 disparos.
El perfil del sospechoso
Mateen trabajaba para una empresa de seguridad en Florida y adquirió legalmente las armas que usó poco antes del incidente, lo que vuelve a abrir el debate en torno al control del porte de armas en EE.UU.
El FBI había investigado al autor del ataque dos veces, en 2013 y 2014 por sus supuestos vínculos con milicias islamistas y lo entrevistó en tres oportunidades, pero no halló evidencias determinantes en su contra.
Sin embargo, el padre del atacante, Mir Seddique, aseguró que el móvil del atentado no fue religioso y deslizó que podría haberse tratado de un crimen motivado por homofobia.
"Esto no tiene nada que ver con la religión", dijo a NBC News, y contó que su hijo se había molestado hace dos meses cuando vio a dos hombres besándose en Miami.
"Estamos pidiendo disculpas por el incidente. No éramos conscientes de que estuviese planteando ningún tipo de acción. Estamos en estado de shock al igual que todo el país", dijo el papá de Matten.
Desde el FBI, en tanto, el agente especial Ron Hopper explicó en conferencia de prensa que no pueden clasificar este suceso todavía como un "crimen de odio o terrorista" porque las investigaciones siguen abiertas.
Pese a esto esa motivación no ha sido descartada. La agencia de noticias Amaq, del grupo terrorista Estado Islámico (EI), que se atribuyó los atentados en Francia de 2015, señaló que el ataque en Orlando fue cometido por un combatiente del grupo yihadista, sin dar más detalles.
El congresista demócrata por Florida Alan Grayson indicó por su parte que agentes acudieron a la casa del sospechoso para recabar información de sus computadoras, escritos y mensajes en las redes sociales.
300 personas había al interior del club gay, en el que murieron al menos 50 en el ataque.