Campamentos al alza en la región
El crecimiento de campamentos en Los Lagos supera el promedio nacional, según catastro de la ONG TECHO-Chile.
La Región de Los Lagos enfrenta una cruda realidad: un alarmante aumento en el número de campamentos y familias sumidas en la precariedad. El reciente Catastro Nacional de TECHO-Chile no deja lugar a dudas, situando a la región con 75 asentamientos informales -un 17,1% más que la medición anterior- y 3.589 familias luchando por un techo, un 10,7% más. Estas cifras, que superan el promedio nacional, nos enfrentan a la complejidad de una crisis humanitaria que crece ante nuestros ojos, mientras la atención pública y los recursos parecen desviarse hacia escándalos que abofetean la conciencia colectiva. Resulta profundamente indignante constatar cómo familias enteras se ven orilladas a levantar sus hogares en laderas con riesgo de remoción en masa, buscando un espacio para existir. Esta situación se torna aún más hiriente cuando la comparamos con el derroche obsceno de recursos públicos evidenciado, por ejemplo, en el fraude de licencias médicas que ha sangrado al sistema, o recordando las millonarias sumas asignadas discrecionalmente a fundaciones que, en muchos casos, incumplieron sus promesas y desviaron fondos que pudieron destinarse a paliar, precisamente, estas urgencias habitacionales.
El informe de TECHO-Chile es un espejo que refleja no solo la necesidad de independencia o la asfixia por el alto costo de los arriendos y los bajos ingresos, sino también la ineficiencia y lentitud del Estado.
Es inaceptable que en Los Lagos existan 15 campamentos con más de 25 años de antigüedad, albergando a más de mil personas cuyas vidas han transcurrido en la incertidumbre, esperando soluciones que no llegan o que, cuando lo hacen, no se ajustan a sus necesidades básicas ni a sus formas de vida, como bien señala Ivón Velásquez, directora regional de la ONG. La paradoja de viviendas "semi-consolidadas" sin acceso a servicios básicos esenciales o la baja percepción de riesgo en zonas altamente expuestas a desastres naturales son síntomas de un abandono estructural. Frente a este panorama, donde las estrategias estatales son calificadas de "reactivas e insuficientes", el rol de organizaciones como TECHO-Chile y otras ONG se vuelve fundamental.