PDA: la clave de los recursos
El instrumento que se está gestionando para descontaminar la macrozona norte de Los Lagos tiene que aprender de las debilidades que ha presentado en Osorno.
La región observa con expectativas el Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) que se proyecta para nueve comunas de la macrozona norte. Tal parece que tras un prolongado período de consultas ciudadanas y la recopilación de numerosas observaciones, se está avanzando ahora a una nueva etapa de su implementación. Este paso es fundamental y necesario para abordar la compleja realidad de la calidad del aire que impacta directamente la salud y el bienestar de los habitantes.
Para que este PDA logre sus objetivos, es esencial que venga acompañado de recursos significativos y bien gestionados. La disponibilidad efectiva de fondos para el recambio de estufas ineficientes por modelos más limpios, así como los subsidios para la aislación térmica de viviendas, son componentes críticos. La experiencia del plan de Osorno, lamentablemente, no augura un escenario sencillo, pues sus avances en la reducción de la polución han sido limitados y cuestionados a pesar del tiempo transcurrido. Evitar repetir esos errores, asignando presupuestos suficientes y garantizando su ejecución transparente y oportuna, es una obligación ineludible para las autoridades. Este plan también debe ir de la mano con políticas de educación ambiental robustas. Incentivar el uso de leña seca y certificada es un pilar fundamental. La ciudadanía necesita información clara y accesible sobre los beneficios de una combustión más limpia y sobre cómo acceder a este combustible de manera eficiente. La concientización es un elemento tan importante como la inversión monetaria.
Es fundamental reconocer una realidad que, si bien puede ser incómoda para algunas voces más radicales que hablan desde el "olimpo", es innegable: resulta imposible eliminar el uso de la leña en el corto plazo. La leña no es sólo un combustible; es un recurso con profundo arraigo social y económico en muchas comunidades de la región, especialmente en zonas rurales y de menores ingresos, donde representa la principal fuente de calefacción. Por ello, el camino más pragmático, efectivo y socialmente responsable es aumentar significativamente la oferta de leña certificada y seca, y, a la par, incentivar su uso responsable. Esto es vital, en particular en aquellas comunas que registran los mayores índices de contaminación atmosférica. Este enfoque realista permitirá una transición gradual y sostenible, sin generar mayores cargas económicas o sociales a las familias.