Cuando el calendario marque el sábado 31 de mayo, en apenas ocho días más, la comuna de Llanquihue será testigo del final de una de las páginas más gloriosas que contribuyó a la consolidación de su reputación de "polo industrial" en la provincia homónima. Ese día, probablemente sin muchos aspavientos ni conflictos -pues aparentemente el proceso se está llevando en buenos términos con la fuerza laboral-, la planta de Nestlé cerrará sus puertas y, con ella, se acabará una larga historia de la marca de productos lácteos en la zona, una que significó empleo para centenares de personas, progreso familiar y crecimiento de la comuna lacustre.

Más que por complicaciones económicas o cuestiones ambientales, la salida de Nestlé desde Llanquihue se explica en una legítima decisión empresarial para concentrar sus operaciones de producción en las plantas que posee en la cercana Osorno y en Los Ángeles. En estos tiempos de búsqueda de la eficiencia y maximización de los procesos que exige el mercado lácteo, las modernas plantas ubicadas más al norte, con capacidad ociosa disponible, ofrecen claramente mejores condiciones tecnológicas que la de Llanquihue.

Los propios dirigentes sindicales locales de Nestlé han señalado que la empresa ofreció convenientes condiciones de salida o reubicación para los 107 trabajadores, y probablemente algunos de ellos logren continuar en la misma planta si es que fructifican las conversaciones de la firma láctea con un tercero para instalarse ahí. Con todo, ya no habrá Nestlé en Llanquihue.

Aun así, independiente del futuro de Nestlé, de sus trabajadores -al parecer a buen recaudo hasta ahora- y de quien llegue a esas instalaciones, este episodio puede ser el detonante para que los actores de Llanquihue, públicos y privados, examinen la vocación económica de la comuna y visualicen las opciones que hay para ser parte de lo que está sucediendo en la zona en materia de innovación y emprendimientos vinculados a la tecnología, medio ambiente y sustentabilidad. Muy cerca, Puerto Varas se ha ganado un lugar a nivel nacional como polo de innovación, y la consolidación de este fenómeno que comenzó durante la pandemia perfectamente puede alcanzar a Llanquihue, si es que hay visión y una estrategia coordinada para atraer inversionistas.

La furia del terremoto del 22 de mayo de 1960, con una magnitud de 9,5 Mw, sacudió el sur de Chile desde el Golfo de Arauco hasta la península de Taitao, en la Región de Aysén. Gran parte de Puerto Montt, una ciudad de 36 mil habitantes en ese entonces, quedó en ruinas. A las 15:11 horas de ese domingo, las grúas del puerto colapsaron, los muelles quedaron inutilizables, la conectividad se interrumpió y numerosas viviendas fueron reducidas a escombros. En la primera terraza de la ciudad, el panorama era desolador, especialmente en la población Modelo, una de las más afectadas por el sismo y sus réplicas.

A la devastación le siguieron incendios. La comisaría de Carabineros, ubicada donde hoy está la Prefectura, fue presa de las llamas, al igual que una panadería cercana a la calle Doctor Martin. En medio del caos, los bomberos actuaron sin demora. Apagar incendios, rescatar heridos, buscar víctimas, sepultar cuerpos y repartir agua fueron algunas de las tareas que asumieron con valentía.

Hoy, 65 años después, despedimos a dos de aquellos héroes que ayudaron a reconstruir la ciudad en esos días oscuros: Martín Ercoreca y Alfonso Zarges, miembros de la generación de acero que, con su uniforme de bombero, brindaron apoyo incansable a la comunidad. En su partida se reúnen en el cuartel celestial con otros nombres emblemáticos: Abraham Oelckers, Teófilo Bachler, Tótila Lintz, Eduardo Brahm, Guillermo Winkler, Enrique Paris, Romualdo Fuentealba y el comandante de esos días, Alberto Romero, entre otros. Fueron voluntarios que colocaron a Puerto Montt de pie en una prueba sin precedentes.

Esta lista no estaría completa sin Jorge Brahm, bombero e intendente provincial de la época; Juan Leonhardt, joven arquitecto que recorrió las calles inspeccionando los inmuebles; Juan Barrientos y René Salinas, periodistas que dieron todo por informar sobre la tragedia.

Con la partida de esta generación de acero también se marchan sus recuerdos, experiencias y anécdotas. Esas historias que narraban lo ocurrido y cómo salieron adelante ya no podrán ser escuchadas en la voz de sus protagonistas.

Sin embargo, mantener viva la memoria es nuestro deber. Puerto Montt no sólo fue testigo del terremoto más grande del mundo, sino que fue reconstruido tras aquel desastre. En cada familia antigua de la ciudad hay relatos que se han transmitido de generación en generación, recordando esos días difíciles y el coraje con el que enfrentaron la adversidad.

Por eso, en este nuevo aniversario, planteé al alcalde Rodrigo Wainraihgt la idea de levantar un memorial que recuerde el sismo, sus víctimas y la reconstrucción de Puerto Montt. La propuesta fue bien recibida y espero que en el futuro una intervención urbana nos recuerde que somos hijos del terremoto más grande del mundo.

80 años | 23 de mayo de 1945

Aviadores conmemoran 21 de mayo y caídos

El Grupo de Aviación Nº 1 suspendió ayer sus actividades normales, con motivo de la conmemoración del 21 de Mayo, rindiendo homenaje a la Marina, a los aviadores Urrutia, Estrázulas y Toro caídos hace dos años, y a los héroes de Iquique de 1879. Se rememoró el sacrificio de Prat y la Esmeralda, y la gesta de la Covadonga, como sublime inspiración patriótica.

50 años | 23 de mayo de 1975

Vecinos deberán terminar postas: no hay plata

Comunidades locales asumirán la responsabilidad de finalizar la construcción de postas de salud del Servicio Nacional. Ante restricciones presupuestarias gubernamentales que impiden nuevas inversiones, los vecinos deben aportar materiales restantes como vidrios y bisagras. Obras en Quemchi, Chuyaquén, Salto Chico y Lago Chapo, ya casi culminadas, requieren este apoyo.

10 años | 23 de mayo de 2015

Trasladarán al ganado afectado por el Calbuco

El Gobierno y Fegosa culminarán el traslado de ganado afectado por la emergencia volcánica del Calbuco. Desde el predio "La Chacra" (Puerto Varas), más de 1.100 bovinos y ovinos serán reubicados. Se derivarán 641 bovinos y 290 ovinos a Las Quemas y Polincay; 221 animales regresarán a sus dueños. Se asegurará bienestar animal y apoyo a productores.