Escritor argentino "reflotó" el olvidado naufragio donde murieron 6 chilenos
BARILOCHE. A casi 120 años de la tragedia protagonizada por el vapor Helvecia, hundido con toda su tripulación el 31 de diciembre de 1906, el abogado y buzo Pablo Sigüenza se sumergió en busca de sus restos para contar por primera vez su historia y revelar la identidad de sus víctimas, en su mayoría chilotes.
Frente a las costas de San Carlos de Bariloche, sumergidos en el fondo del lago Nahuel Huapi a unos 30 metros de profundidad y en una ubicación que sólo unos pocos conocen, permanecen intactos tras más de un siglo los restos del Helvecia.
Esta fue la segunda embarcación a vapor que navegó por dichas aguas, después de que el chileno Carlos Wiederhold Piwonka botara allí el vapor Cóndor en noviembre de 1892 (o 1898, según otros autores), abriendo una ruta comercial hasta entonces inexplorada entre ambas naciones.
Wiederhold fue el pionero, y tras él llegaron oleadas de chilenos y argentinos. De hecho, para el censo de 1899, ya se contaban 850 habitantes en el entonces denominado "Departamento de Nahuel Huapi". La creciente actividad de intercambio de víveres y provisiones requirió superar no sólo las distancias terrestres, sino también el lago de 530 kilómetros cuadrados (como referencia, el lago Llanquihue tiene una superficie de 860 km²). Para ello, la navegación a vapor se consolidó como el medio de transporte más idóneo.
Pero allí donde había esperanzas de prosperidad, también reinó la tragedia. Así ocurrió la mañana del 31 de diciembre de 1906, cuando el Helvecia se hundió con sus seis tripulantes a bordo, quienes perecieron en el naufragio por causas que, hasta el día de hoy, permanecen en el ámbito de la especulación.
La tragedia conmovió y luego fue pasando al olvido; y tras el entierro de las únicas tres víctimas que el celoso Nahuel Huapi devolvió, el suceso cayó rápidamente en el olvido. Ni siquiera las páginas de "El Llanquihue" dieron cabida a esta historia, al menos hasta hoy.
Bendita curiosidad
Debieron transcurrir 114 años para que un abogado, buzo y escritor radicado desde hace cuatro décadas en Bariloche, Pablo Sigüenza, junto al documentalista Nicolás Mazzola y con el apoyo del investigador Lucas Bonfanti, decidiera que era tiempo de reflotar esta historia para la posteridad.
"Si vos preguntás en general a la gente acerca del vapor Helvecia, nadie tiene la menor idea acá en Bariloche de qué era y qué ocurrió", comenta Pablo Sigüenza de entrada, escritor aficionado a la historia, quien reconoce haber sentido siempre curiosidad por aquel naufragio.
"En ese entonces había solamente dos vapores que navegaban en el lago Nahuel Huapi: estaba el Cóndor y, poco tiempo después, se sumó el Helvecia. Por lo tanto, esa embarcación debió haber representado para esa pequeña comunidad una pérdida muy importante; era perder el 50 % de la navegación a vapor disponible en ese momento. Sin embargo, notamos que los historiadores que escribían sobre el tema nunca lo trataban en profundidad", sostiene.
Él cuenta que, antes de emprender esta investigación, no se sabía con exactitud la fecha del naufragio, ni cuántas eran las víctimas y, mucho menos, sus nombres. Entretanto, en el grupo de quienes practican la actividad del buceo (entre los que se cuenta el propio escritor), siempre existía la promesa de aventurarse en la búsqueda de aquel barco perdido.
La valiosa prensa
Noviembre de 2020 fue una fecha que lo cambió todo, pues en medio de la pandemia Sigüenza recibió un llamado del documentalista Nicolás Mazzola, hijo de un maestro del buceo barilochense, quien le pidió su apoyo para comenzar un proyecto destinado a desarrollar un documental que contara la historia del vapor sumergido. "Le dije: 'Bueno, a ver, Nicolás; sí, está bien, pero primero hay que encontrarlo'", fue su inmediata respuesta.
Comenzó así un trabajo que los llevó a indagar pistas en archivos y publicaciones históricas. De manera paralela, se sumó al proyecto audiovisual un tercer socio, Lucas Bonfanti, quien centró su búsqueda en la colección de diarios de época de la Universidad Nacional de Córdoba. Fue a través de esta revisión de la hemeroteca que dieron con el primer antecedente valioso: la fecha exacta del naufragio.
Sigüenza, por su parte, gracias a un trabajo casi detectivesco que incluyó consultas con historiadores chilenos y argentinos, además de llamados telefónicos a astilleros extranjeros, logró establecer que el vapor Helvecia llegó desguazado al lago Nahuel Huapi en el año 1903.
Se cree que fue construido en Glasgow, Escocia, y luego traído a la Argentina por el empresario norteamericano James L. Leeds, a través de la Compañía de Maderas del Neuquén Ltda. Comenzó a navegar el 8 de julio de ese mismo año, tras ser adquirido por la Sociedad Chile-Argentina, a la cual Wiederhold le vendió su parte de la empresa en 1900 para así radicarse en Puerto Montt.
Un "Titanic" argentino
Entre sus tantos rastreos en el agua, Nicolás Mazzola detectó un área del lago donde encontró una serie de anomalías para revisar. Así que, en febrero de 2023, los tres investigadores vistieron sus trajes de buceo y, con una cámara de video submarina de deriva que arrastraban desde un bote, realizaron un barrido del fondo del lago. Allí, a unos 30 metros de profundidad, la cámara captó la estructura intacta del vapor.
"La verdad, el barco está intacto, está en muy buen estado de conservación; obviamente, el agua dulce, agua fría, contribuye enormemente. Está relativamente profundo, es decir, admite buceos no descompresivos, aunque está un poquito fuera de los límites ya de un 'open water' normal, o sea, de una credencial de buceo corriente", explicó Sigüenza, hablando como buzo profesional.
Ese mismo día dieron cuenta del histórico hallazgo a la