Desafíos del tren
La inauguración del tren entre Puerto Montt y Llanquihue ha sido recibida con entusiasmo ciudadano, pero también con fundadas críticas desde la gestión pública. El uso de vagones antiguos y la ausencia de inversiones robustas en infraestructura han sido señalados como evidencia de un proyecto apurado más por la coyuntura electoral que por una visión de largo plazo ¿Estamos ante una solución real o ante un gesto político de corto vuelo?
La eficiencia y la transparencia en el uso de recursos, más que necesarias, son fundamentales. Relanzar un servicio ferroviario con material rodante de más de 30 años y sin las barreras de seguridad necesarias en su momento, parece más un maquillaje que una política de movilidad segura. Una situación preocupante por la que la misma Contraloría se debió pronunciar, advirtiendo el riesgo de posibles accidentes, debido a índices de seguridad desactualizados desde 2015, que no consideraba factores clave como el crecimiento poblacional.
"Más que un medio de transporte, son un museo", dijo el alcalde de Puerto Montt, Rodrigo Wainraihgt, que comparó la maquinaria ferroviaria entregada con el servicio de tren entregado entre Chillán y Santiago, y que posee una calidad tecnológica superior. Aunque estos trenes fueron sometidos a mantenimientos en los astilleros de Asmar, extendiendo su vida útil por 10 años, resulta desconcertante que, dada la magnitud de la inversión, el servicio haya tenido que suspenderse apenas un día después de su inauguración, evidenciando una gestión ineficaz.
El argumento de "plan piloto" no puede ni debe ser excusa para la precariedad, sino un punto de partida para una mejora continua y sostenible, que garantice realmente mejoras en la calidad de la movilidad ciudadana, no sólo en tiempo, sino también en seguridad, siendo responsables en la ejecución de los recursos que pertenecen a todos, y de los que su inversión es responsabilidad del sector público.
En vísperas de elecciones la tentación de cortar cintas es grande. Pero la ciudadanía merece más que anuncios, requiere servicios efectivos, seguros y modernos. El tren es una gran oportunidad para la región, pero sólo si se transforma en una política pública seria.