De Francisco a León
Fernando Ramos,arzobispo de Puerto Montt
Hace algo más de una semana, el mundo enteró vio el solemne anuncio de un nuevo Papa de la Iglesia Católica. El anuncio del nombre del Obispo de Roma causó gran expectación. En menos de un mes, pasamos de la pena y tristeza que causó la sorpresiva muerte del Papa Francisco al festejo y alegría por la elección de un nuevo Pastor de toda la Iglesia.
Quedaron atrás los comentarios de analistas internacionales o de supuestos expertos en la materia que vaticinaban una elección larga, con facciones encontradas que amenazaban la unidad de la Iglesia. Una vez más ha quedado demostrado que los mezquinos criterios mundanos son absolutamente insuficientes para comprender la rica vida de la Iglesia y, más en particular, lo que implica la elección de un Papa. No basta con proyectar categorías que pueden ayudar a entender las elecciones políticas o de algún sector de la sociedad humana para interpretar lo que está ocurriendo en la elección del Obispo de Roma. En apenas 4 escrutinios se alcanzó el 2/3 de los votos necesarios: en poco tiempo una mayoría alta para tan alto encargo.
El mundo entero y también los católicos de todas partes han acogido con entusiasmo la elección del Cardenal Robert Francis Prevost, O.S.A., quien ha tomado el nombre de León XIV. Un hombre con origen y formación multifacéticos. En efecto, nació en Estados Unidos, pero su madre era española y su padre de origen francés y haitiano; se formó como religioso agustino en Norteamérica, estudió derecho canónico en Roma, pero casi toda su vida sacerdotal la ha vivido como misionero en Perú en diversas comunidades lejos de las principales ciudades de ese país hermano. Fue superior general de los agustinos y Obispo de Chiclayo, desde donde fue llamado por el Papa Francisco para que asumiera como Prefecto del Dicasterio para los Obispos en la Santa Sede. Estaba cumpliendo esa misión cuando fue elegido Papa por los cardenales electores en el último cónclave.
Uno de sus rasgos distintivos es la generosidad y disponibilidad que siempre ha tenido para asumir las tareas más diversas que le han encomendado. Durante el reciente sínodo de Obispos, que tuvo lugar en Roma en 2023 y 2024, tuve la oportunidad de compartir el trabajo en algunas comisiones y de conversar con él. Es dialogante, sereno, sabe escuchar; ajeno a palabras inútiles o grandilocuentes, siempre da una opinión fundada y lúcida.
Para la opinión pública, León XIV irrumpe como un nuevo líder mundial que tendrá que iluminar el inquietante escenario internacional, trabajando por la paz y la justicia. Para los católicos del mundo entero, el Papa es un regalo de Dios para su Iglesia y el mundo, pues es el verdadero sucesor de Pedro.