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Por primera vez detectan en la región la millonaria "estafa de la caja fuerte"

Y EN EL PAÍS. El afectado denunció el caso a la PDI. Habría solicitado un préstamo de 500 mil dólares, para lo que anticipó el pago de $28 millones.
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Redacción

Una nueva modalidad de estafa detectaron detectives de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos de la PDI de Puerto Montt, mediante un trabajo efectuado en conjunto con la Oficina de Análisis de la misma entidad policial.

Esto luego que en marzo de este año, un hombre a través de redes sociales, tomara conocimiento de la existencia de una presunta empresa de inversiones que ofrecía millonarios préstamos de dinero, específicamente desde 500 mil a 15 millones de dólares.

Tras generar el contacto con la compañía, la víctima viajó a Buenos Aires en Argentina, donde mantenían sus oficinas, para concretar el préstamo de 500 mil dólares, tras cumplir una serie de requisitos, como contar con una empresa o entidad financiera constituida, además de pagar un "recargo" del 6% al momento de la entrega del dinero para el traslado y otros gastos, por lo que el denunciante habría transferido más de $28 millones.

La caja fuerte

Luego de efectuar una serie de pasos para concretar la transacción comercial, el pasado 5 de abril recibió en su casa la visita de cuatro personas, quienes le hicieron entrega de una caja fuerte que contenía el dinero en efectivo, envuelto en plástico. Sin embargo, debía esperar la firma del contrato con abogados de la supuesta empresa para poder acceder al monto.

Con el paso de los días se iniciaron las sospechas, que se intensificaron tras no recibir respuesta de la entidad. Sus suspicacias crecieron luego de un llamado, en el que se le indicaba que enviara más dinero del solicitado, por lo que se le exigió que ahora debía pagar un 6% extra.

En ese momento, el hombre abrió la caja fuerte, percatándose que en su interior había billetes falsos, impresos por una sola cara, percatándose que había sido víctima de una millonaria estafa.

En el país

Los antecedentes fueron remitidos a la Policía de Investigaciones, iniciando las diligencias respectivas.

Así lo indicó el comisario Gabriel Barría, encargado de la Oficina de Análisis Criminal Llanquihue de la PDI, quien sostuvo que se dio con un modus operandis nuevo en la región. "Se logró establecer que no existen hechos documentados en nuestro país; no obstante, sí existen diversos hechos que han afectado a empresarios y microempresarios en otros de la región, como Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Argentina", explicó.

El jefe de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos de Puerto Montt, subprefecto Fredy Biere, informó que en Perú fue desarticulada una banda criminal asociada a este delito, siendo esta denuncia la primera que se habría reportado formalmente en Chile, donde estarían involucrados eventualmente ciudadanos de nacionalidad extranjera.

Añadió que el afectado por este primer caso en la región "denunció lo ocurrido en la Policía de Investigaciones por el delito de estafa y se realizaron diversas diligencias, como la toma de declaraciones, fijación de la caja fuerte y levantamiento de cámaras para poder establecer las personas que habían llegado a su domicilio".

Llamó a la comunidad a verificar la información que aparece en redes sociales, además de desconfiar o "no creer cuando algo es muy atractivo".

500 mil dólares había solicitado el afectado por esta estafa, los que presuntamente serían entregados en una caja fuerte.

$ 28 millones habría desembolsado el denunciante para obtener este préstamo de una supuesta empresa de inversiones.

Vacunación: acción de empatía y responsabilidad social

Por Jaime Schifferli Campos Director de la carrera de Tecnología Médica en la Universidad Santo Tomás, sede Puerto Montt
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En el marco de la Semana de Vacunación en las Américas, actividad promocionada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), me ha parecido pertinente reivindicar las vacunas al lugar que se merecen.

En tiempos donde la desinformación se propaga más rápido que las enfermedades respiratorias, es urgente levantar la voz en defensa de uno de los logros más grandes de la medicina moderna: las vacunas. Gracias a ellas, enfermedades que alguna vez mataban o dejaban con secuelas a poblaciones enteras, como la viruela o la poliomielitis, han sido erradicadas o controladas.

Sin embargo, hoy nos enfrentamos a una nueva amenaza: el escepticismo infundado y el rechazo a la vacunación. Ambos elementos se amplifican mediante fake news y las redes sociales, en donde las verdades científicas sobre las vacunas se ven eclipsadas por información errónea, sensacionalista y emocionalmente manipuladora.

Para proteger la salud pública, es esencial que los ciudadanos no sólo se informen de manera crítica, sino que las plataformas sociales asuman su responsabilidad en la promoción de contenidos verificables y la lucha contra la desinformación.

Efecto probado

Desde un punto de vista científico, el mecanismo de las vacunas es claro y probado. Estas preparaciones estimulan al sistema inmunológico para que reconozca y combata agentes infecciosos específicos, generando inmunidad sin causar la enfermedad. La evidencia es abrumadora: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas salvan entre 4 y 5 millones de vidas cada año. Según la OPS los esfuerzos mundiales de inmunización salvaron 154 millones de vidas en los últimos 50 años, lo que equivale a 6 vidas por minuto. En términos de salud pública, su impacto es incuestionable.

Pero más allá de la protección individual, las vacunas tienen un valor colectivo: permiten alcanzar la inmunidad de grupo o inmunidad comunitaria. Esto significa que, cuando una mayoría de la población está vacunada, se corta la cadena de transmisión del agente infeccioso, protegiendo incluso a quienes no pueden vacunarse por razones médicas.

Sin embargo, este equilibrio se rompe cuando una parte significativa de la sociedad decide no vacunarse sin justificación científica.

Las personas que rechazan las vacunas no sólo se exponen a sí mismas a enfermedades prevenibles, sino que también representan un riesgo para los más vulnerables: bebés, personas inmunodeprimidas o ancianos.

Por ejemplo, los brotes recientes de sarampión en regiones donde ya estaba controlado se han asociado directamente a la caída en las tasas de vacunación, impulsada por teorías conspirativas y desinformación en redes sociales.

Irresponsabilidad

Negarse a vacunar no es un acto de libertad individual; es una irresponsabilidad social. La ciencia no es una cuestión de opinión, es una construcción basada en evidencias acumuladas, en estudios clínicos rigurosos y en resultados reproducibles.

Los movimientos antivacunas no sólo rechazan la evidencia, sino que socavan la confianza pública en la medicina, algo extremadamente peligroso en tiempos de crisis sanitarias globales.

Reivindicar el valor de las vacunas es también defender el derecho colectivo a la salud. Es reconocer que la empatía y el conocimiento son nuestras mejores armas frente a los desafíos sanitarios.

Vacunarse no es sólo cuidarse, es también cuidar a los demás.

"Hoy nos enfrentamos a una nueva amenaza: el escepticismo infundado y el rechazo a la vacunación. Ambos elementos se amplifican mediante fake news y las redes sociales".