"Proyecto Agua": un programa hecho a partir de dos madres y dos hijas
ESTRENO. Las cuatro mujeres fueron a África a respaldar el trabajo de una fundación que lleva agua y suministros médicos.
Amelia Carvallo
Todos los viernes, a las 22:30 horas por Canal 13C, se emite un episodio de "Proyecto Agua" con Virginia Demaría, Angélica Castro, Luisa Molina y Laura de la Fuente. Las dos primeras son rostros de televisión, las otras dos son sus hijas, quienes las acompañaron a Uganda a trabajar en la fundación Begin Anew.
Uganda está en el Este de África y estas cuatro mujeres llegaron a diversas aldeas con suministros médicos y a construir pozos de agua en zonas de sequía. Ante lo registrado, Demaria dice que "todos los capítulos que he visto, independientemente que estoy llorando en cámara, vuelvo a llorar en mi casa, pero a la vez siento un orgullo muy grande de haber hecho este proyecto y que el resultado sea tan lindo". Castro agrega que el objetivo fue darle visibilidad a la fundación y reconoce que la experiencia fue "única y súper transformadora".
-¿Cómo recuerdan esos días y noches en suelo africano?
Demaria: El viaje sin duda cambió nuestra relación madre-hija. Si bien siempre hemos sido supercercanas, ella es mi hija mayor, la mayor de cuatro, entonces tengo una relación, un vínculo súper especial con ella, pero el viaje nos cambió por completo porque cada una descubrió cosas de la otra que no sabía, y me sorprendí de la hija que tengo, nunca me imaginé lo carismática que podía llegar a ser, los cercana, lo humilde y esta experiencia también la marcó, o sea, sin duda llegó con mucha más conciencia de la que partió y sabe que tiene mucho que entregar.
Castro: No puedo decir que haya cambiado mi relación con Laura, porque desde el día que nació ha sido muy intensa, vivimos juntas y tenemos una amistad profunda. Este viaje lo teníamos soñado hace años y cuando me contactaron para este proyecto dije que sí de inmediato. Hubo momentos muy duros también porque es una realidad muy fuerte, muy dolorosa, pero también recibimos tanto amor, tanta alegría y esa capacidad de conectarnos con el instante, con la simplicidad misma de la vida, sin ducha, sin espejo, y sin agua, que es bien duro, vimos a niños tomando agua de fuentes contaminadas, infectándose y enfermando.
-¿Cómo se llevaron como equipo?
-Demaria: Fue muy lindo estar con la Angélica y la Laura, porque sin saberlo tenemos una relación madre e hija muy cercana, muy especial, pero muy distinta porque visualmente la Laura y la Angélica son súper cariñosas, físicamente se abrazan, se hacen cariño, y yo con la Luisa tenemos como más un juego como de amigas, muy de la talla, de reírnos, el empujón y ellas son muy dulces, entonces era divertido como ese cruce que hizo que nos complementáramos súper bien, porque eran dos formas de ser mamá, cada una en su estilo, pero que sin duda se notaba el vínculo importante que había madre e hija. Yo repetiría este viaje mil veces con ellas.
Castro: Nos llevamos súper bien, yo no conocía a Virginia, pero sí la había entrevistado y sé lo súper activa que es y que es muy artista. Íbamos con el mismo objetivo, que era mucho más que hacer un programa de televisión. Nos acompañamos mucho, de repente un día que quizás una estaba más cansada que la otra nos apoyábamos, tuvimos mucho compañerismo y compartimos haciendo actividades de arte, de fútbol, nos convertimos en una familia súper rápido, las cuatro somos personas súper simples y nos acoplamos perfecto.
-Angélica ¿cómo te planteas la relación entre tú y Laura? ¿Cuál ha sido el aprendizaje que que has tenido como madre y qué tan presente tienes la hija que tú fuiste?
-Sintiendo muy claramente que somos seres individuales y que yo soy una mujer, y ella es otra mujer, porque ya cumplió 20 años. Laura es mi motor, mi energía, me llena de luz, me llena de esperanza, aprendo todos los días con ella. Desde que nació vino a enseñarme muchas cosas que seguiré aprendiendo. Me llena siempre de mucho amor, alegría, sabiduría. Ella es un alma vieja, como se dice, tiene un nivel de sensibilidad, conexión, me mira y sabe qué estoy pensando, es un regalo, el mayor tesoro que tengo en la vida. A mí me dejan tirada en la calle, sin nombre, sin apellido, pero con Laura yo no necesito nada más. O sea, yo voy a salir adelante, voy a llegar súper lejos como ser humano, emocional, espiritual, súper lógico. Ella es un ser de luz, es impresionante lo que brilla, pero además de brillar tiene algo de hermoso, y es que ella ilumina, eso es muy especial y lo aprendo, porque es importante brillar, pero es mucho más importante iluminar, porque eso permite muchas veces que otras personas también puedan saber hacia dónde caminar, hacia dónde avanzar.