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Registros de habla II

Marlene Bohle, , escritora puertomontina
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La adquisición del lenguaje es la aventura más inquietante y relevante que realizamos los seres humanos durante este viaje que es la vida. Es menester anotar que somos los únicos seres vivos que poseemos una estructura armada desde el fonema a las palabras, las que unidas a otras palabras generan ideas, sentimientos y emociones, que nuestro español -definida como lengua romance - es el cuarto en cantidad de hablantes y que posee parentesco en primer grado con el latín.

En días pasados hincamos el muelero a los reconocidos refranes; hoy entregaremos un delgado barniz a las locuciones. Son definidas como "unidades fraseológicas que se constituyen en enunciados completos de dos o más palabras que se fijan y no admiten variaciones". Se parecen algunas veces a las metáforas, siendo semántica y sintácticamente coherentes y apuntan a las más variadas acciones comunitarias.

Otorgan riqueza y colorido al lenguaje y aunque hay quienes piensan que deben ser circunscritas sólo al lenguaje coloquial, ya hace mucho que las locuciones se han incorporado al habla más culta, pues éste es un sistema vivo y cambiante, como la vida misma.

Anotaremos algunas que se oyen en nuestros espacios: "colgar la sotana", "voy y vuelvo", "dar el ancho", "con pelos y señales", "largo y tendido", "a concho", "a calzón quitado", "bajar los humos", "apagar el fuego con bencina", "apurar la causa", " apretar cachete", "arrastrar el poncho", "bailar en una pata", "dar mala espina", "dar en los cachos", "dar vuelta la página", " reírse en la fila", "salirse de madre", "sacar a la pizarra", "no dar puntada sin hilo", "no dar el ancho", "mirar a huevo", "mal necesario", "en calidad de bulto".

Al igual que lo que sucede con el refrán, las locuciones contienen una marcada relación con la zoonimia; es decir, los criterios de sentido tienen que ver con los comportamientos o características animales, por ejemplo: "saltar la liebre", "como chancho en el barro", "como boca de lobo", "negro como ala de jote", "mosca muerta", "picao de la araña", "como gato de campo", "como ratón de iglesia", "como vaca degollada", "chicotear los caracoles", "dar con el palo al gato", "como chaleco de mono", "bolsa de gatos".

Las locuciones comparativas son también muy usadas "defenderse como gato de espaldas", "flojo como gato de chalet", "chupar como orilla de playa", "la sangre tira como huile", "más ordinario que acuario de jureles", "más negro que culo de tetera de campo", "más inservible que cenicero de moto", "más larga que la esperanza del pobre", "más helado que abrazo de suegra", "más tapao que guagua chilota", "más viejo que la tos", "más vulgar que inauguración de pozo séptico".

No podemos obviar las locuciones latinas, muchas de las que nos han llegado a través del lenguaje jurídico, por ejemplo, "grosso modo", "mutuo propio", "ex professo", "dura Lex sed Lex", etc.