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Detectan 13 proteínas relacionadas con el envejecimiento cerebral en los humanos

CHINA. Avance ayudaría a prevenir los trastornos neurodegenerativos.
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Efe

Un equipo de investigadores de China logró identificar trece proteínas relacionadas con el envejecimiento cerebral en humanos, un avance que ayudará a prevenir los trastornos neurodegenerativos y a diseñar terapias más avanzadas.

El estudio reveló que los cambios en las concentraciones de estas trece proteínas sanguíneas pueden alcanzar su máximo a los 57, 70 y 78 años en humanos, lo que sugiere que estas edades pueden ser importantes para posibles intervenciones en el proceso de envejecimiento cerebral.

Los detalles del estudio, liderado por Yu-Ming Xu, investigador del First Affiliated Hospital of Zhengzhou University, de Zhengzhou, China, se publican en la revista Nature Aging.

Se calcula que en 2050, más de 1.500 millones de personas en el mundo tendrá más de 65 años, lo que pone de relieve la necesidad de comprender mejor el proceso de envejecimiento, en especial en relación con el cerebro.

Se sabe que la prevalencia de trastornos neurodegenerativos, como la demencia, aumenta con el envejecimiento, sin embargo, las terapias eficaces siguen siendo limitadas.

Identificar estos trastornos y llevar a cabo terapias de intervención tempranas en el envejecimiento cerebral podrían ayudarnos a prevenirlos.

Algoritmos y cerebro

La edad biológica del cerebro humano puede estimarse mediante algoritmos predictivos basados en características de las imágenes cerebrales como el volumen y la superficie, pero también puede ser posible inferir la edad biológica del cerebro y su estado de salud utilizando proteínas de la sangre.

El equipo de investigadores utilizó datos de imágenes cerebrales multimodales de 10.949 adultos sanos de entre 45 y 82 años para investigar posibles indicadores del envejecimiento cerebral.

También analizaron la concentración de unas 3.000 proteínas en el plasma sanguíneo de casi 5.000 individuos utilizando datos del Biobanco del Reino Unido (una inmensa base de datos genéticos de medio millón de personas de entre 40 y 69 años que se usa como un recurso de libre acceso para la investigación científica).

Así, identificaron 13 proteínas muy relacionadas con el envejecimiento biológico del cerebro, en particular Brevican (BCAN, una proteína del sistema nervioso central).

Los niveles de BCAN y GDF15 en la sangre también se asociaron con la demencia, el ictus y las funciones del movimiento.

Se observó que las concentraciones de muchas proteínas cambiaban con la edad biológica del cerebro siguiendo trayectorias distintas que, en conjunto, formaban tres picos relacionados con la edad cerebral a los 57, 70 y 78 años.

Los autores sugieren que los cambios no lineales en las concentraciones de proteínas en sangre pueden reflejar transiciones en la salud del cerebro humano a edades específicas.

También apuntan que sus datos se centraron en individuos mayores de ascendencia europea, y que futuras investigaciones deberían estudiar el papel de estas proteínas en diferentes edades y etnias.

Descubren cómo la dopamina activa por separado la motivación y el refuerzo de la conducta

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Un estudio dirigido por investigadores españoles describe cómo la dopamina, un neurotransmisor involucrado en la toma de decisiones, controla por separado la motivación y el refuerzo, lo que podría abrir nuevas vías para el tratamiento de enfermedades en las que esos procesos esenciales están alterados, como la depresión o las adicciones.

En el proceso de recompensa se reconocen dos componentes inducidos por la dopamina: la motivación o energía que impulsa una determinada acción; y el refuerzo, que aumenta la probabilidad de repetir esta acción en el futuro.

El hallazgo, publicado en Nature Neuroscience, descifra cómo el receptor de dopamina D3 media efectos específicos sobre la motivación, y son diferentes de los del receptor D1, implicado en el refuerzo de la conducta.

"Si bien los receptores D1 y D3 se expresan de manera conjunta en las mismas neuronas, median acciones distintas. El receptor D3 media la motivación mientras que el receptor D1 media el refuerzo. Esto implica que la dopamina, activando una misma neurona, tiene la capacidad de orquestar el refuerzo y la motivación por separado", explica una de las autoras, Rosario Moratalla, del Instituto Cajal-CSIC de Madrid.

Los investigadores también explican cómo la velocidad de liberación de la dopamina pone en marcha de forma diferenciada la motivación y el refuerzo.

Objetivo terapéutico

Los desajustes entre la motivación y el esfuerzo realizado para obtener una recompensa o evitar algo desagradable están en la base de un buen número de trastornos neuropsiquiátricos, recordaron los autores.

Este trabajo señala a los receptores D3 y D1 como objetivos terapéuticos potenciales en trastornos como la adicción y la depresión, donde las conductas de recompensa se encuentran alteradas: en la adicción, por un exceso de motivación y en el caso de la depresión por presentar un refuerzo escaso.

De hecho, el receptor D3 ya se considera un obetivo potencial para el tratamiento de la adicción, como lo refleja la cantidad de medicamentos aprobados en EE.UU. que se dirigen hacia este subtipo de receptor.

El refuerzo es un componente imprescindible del aprendizaje, por lo tanto los hallazgos relacionados con el receptor D1 también podrían tener implicaciones en trastornos de memoria como el Alzheimer, adelantan los investigadores.

Aunque este trabajo es fruto de los experimentos con ratones, "las propiedades de los comportamientos de recompensa son comunes a todos los animales, y por tanto se puede esperar que los resultados obtenidos en ratones en esta investigación sean aplicables a los mecanismos generales de neuromodulación que subyacen a las enfermedades neuropsiquiátricas en humanos".

EE.UU. prohíbe dos sustancias cancerígenas usadas en productos de consumo

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La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos anunció ayer la prohibición de dos sustancias químicas cancerígenas presentes en múltiples productos industriales y domésticos, tras constatar que representan graves riesgos para la salud.

La medida muestra los esfuerzos del presidente Joe Biden para promulgar protecciones contra productos químicos nocivos antes de dejar el cargo el 20 de enero de 2025 y pasar el testigo a Donald Trump.

En un comunicado, la EPA anunció la prohibición por completo del tricloroetileno (TCE), un compuesto presente en agentes desengrasantes, productos de cuidado de muebles y reparación de automóviles.

La sustancia está asociada con cánceres de hígado, riñón y linfoma no Hodgkin (LNH), un cáncer del tejido linfático, además de provocar daños al sistema nervioso central, órganos reproductivos e incluso defectos cardíacos fetales.

Asimismo, la agencia vetó todos los usos de percloro (PCE), un disolvente industrial empleado históricamente en reparación de vehículos y limpieza en seco.

El PCE se vincula con cánceres de hígado, riñón, cerebro y testículos, así como daños al sistema inmunológico y neurotoxicidad.

Michal Freedhoff, subdirectora de Seguridad Química de la EPA, consideró "simplemente inaceptable" que se haya seguido permitiendo el uso de químicos cancerígenos cuando existen alternativas más seguras.

La prohibición del TCE tiene especial significado para Freedhoff, quien inició su trabajo sobre esta sustancia décadas atrás junto al senador Edward J. Markey, entonces congresista entre 1976 y 2013.

Cuando trabajaba para Markey, Freedhoff colaboró estrechamente con Anne Anderson, quien alertó sobre los peligros del tricloroetileno en el agua potable tras el fallecimiento de su hijo Jimmy por leucemia, un caso que fue decisivo para visibilizar los riesgos de estas sustancias en los años ochenta.