Gobernador electo y la seguridad
Alejandro Santana tendrá que hacerse cargo de exigir en el nivel central una respuesta efectiva a las demandas regionales.
A pesar de que el listado que describe las funciones de los gobernadores regionales es extenso, fundamentalmente se pueden resumir en la formulación de las políticas y planes de desarrollo y en la asignación del presupuesto. Hay más tareas, por supuesto, pero es en estas materias donde se concentran sus atribuciones y sus posibilidades de mejorar la calidad de vida de las personas que viven en los respectivos territorios. Ese es el ámbito de acción fijado por los poderes Ejecutivo y Legislativo cuando se aprobó la ley que instituyó su figura, luego de años de debate en que el fantasma del centralismo siempre se hizo ver cuando el cerco se intentaba correr.
La primera experiencia de los gobernadores regionales tuvo de dulce y de agraz, en todo el país. En Los Lagos, específicamente, el gobernador Patricio Vallespín convocó a los sectores productivos para materializar un pacto por la región sustentable, el que después de numerosas reuniones y talleres pudo ver la luz. Lo mismo ocurrió con una política hídrica, materia especialmente sensible en esta región en el contexto de cambio climático. Lo agraz, evidentemente, fue el Caso Convenios, que ensombreció por largo tiempo la gestión del Gobierno Regional.
Como la vida de los países es dinámica y la normativa suele quedar desacoplada de la realidad, hay un ámbito de acción que aunque está fuera de las competencias de los gobernadores, hoy por hoy ocupa la primera línea de atención de la opinión pública, como lo es la crisis de seguridad. Sin tener arte ni parte, al menos en las funciones determinadas por la ley, el gobernador electo, Alejandro Santana, tendrá que hacerse cargo de este fenómeno y aprovechar su estatus, experiencia y voz para trasladar esta preocupación al nivel central.
Por supuesto, podrá contribuir a la seguridad desde el financiamiento de materias específicas en las comunas, pero en lo que compete a las políticas de prevención y combate del delito, que es la prioridad regional, tendrá que realizar los planteamientos necesarios en Santiago para que se comprendan los fenómenos delictivos locales y la urgencia que demandan. Santana está llamado a convertirse en un líder de opinión y en un portavoz de amplia legitimidad, tras vencer en la segunda vuelta, para exigir al nivel central lo que necesita la ciudadanía de la Región de Los Lagos.