La salud pública y la crisis financiera
El costo de no actuar será mucho mayor. La falta de recursos afecta directamente a los sectores más vulnerables de la población. Es un hecho. La solución no es sencilla ni rápida, pero ignorar el problema tampoco lo hará desaparecer. Chile necesita una estrategia nacional.
La salud pública en Chile enfrenta una crisis financiera crítica que, como advierte el Colegio Médico, podría afectar el normal funcionamiento de los hospitales en todo el país. Las declaraciones de autoridades reflejan un esfuerzo para mantener las operaciones, pero el panorama sigue siendo frágil. Aunque se ha logrado continuar con las cirugías y los suministros, se hace bajo un presupuesto "muy apretado", lo que genera incertidumbre sobre la sostenibilidad de la atención.
Esta situación es en parte consecuencia de la pandemia, que dejó atenciones acumuladas sin que se asignaran fondos específicos para abordarlas. Con los presupuestos actuales, los hospitales deben enfrentar tanto la demanda regular como el rezago de la pandemia, lo cual genera una presión insostenible. Esto ha llevado a que gremios de salud soliciten al gobierno una inyección extraordinaria de recursos para evitar un colapso.
La lógica de presupuestos ajustados para la salud pública es un error que el Estado no puede permitirse. Afecta a los sectores más vulnerables, quienes dependen exclusivamente del sistema público. Ignorar esta situación implica asumir un costo mucho mayor a largo plazo, no solo en términos financieros, sino en salud y bienestar para la población. Chile necesita un plan de financiamiento estable para su sistema de salud, que garantice atención de calidad y gestione los recursos con eficiencia.
No podemos seguir esperando a que una crisis tras otra obligue a reconocer la necesidad de invertir en salud pública. La verdadera crisis es, además de financiera, una cuestión de prioridades y visión a largo plazo.